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Los peritos confirman que existe causalidad entre la herida y la muerte del soldado de Jaca

Las pruebas periciales y las declaraciones de la Policía Nacional protagonizaban la última sesión del juicio por la muerte de un soldado en Jaca. Los letrados se centraban en conocer el nivel de intoxicación etílica del acusado ya que existe la atenuante de embriaguez. El interrogatorio a los agentes que acudieron al suceso se encaminaba en este sentido. Por su parte, los peritos afirmaban que existe causalidad entre la herida, que fue punzante y deslizante, y la muerte. Explicaban que, aunque la herida no era mortal de necesidad, hubo complicaciones a causa de la salida de la masa intestinal produciendo la muerte. En la tarde de este miércoles se leían los informes y conclusiones de cada una de las partes y el juicio quedaba visto para sentencia, que deberán dictaminar los nueve miembros del jurado popular.

Este miércoles, además de los peritos, declaraban los tres agentes del Cuerpo Nacional de Policía que acudieron al cuartel San Bernardo minutos después del suceso. Explicaban que encontraron a Iván tumbado en el suelo de la habitación, consciente y tapado con una manta. Dióscar estaba en el pasillo y, aunque se notaba que había bebido, afirmaban que mantenía conversaciones coherentes y caminaba con normalidad. En esos momentos, pedía a los agentes que atendieran a Iván. Dióscar también tuvo que ser trasladado al hospital ya que presentaba un corte sangrante en la mano.

El conocer el nivel de alcoholemia del acusado es clave en este juicio ya que existe la atenuante de embriaguez. Por ello, los letrados encaminaban buena parte de su interrogatorio a conocer si Dióscar era consciente de lo ocurrido.

Los testimonios, tanto de los compañeros del soldado como de los agentes, echan por tierra la coartada de Dióscar Alfonso Gutiérrez al considerar que sí era totalmente consciente de sus actos.

En la jornada previa, los compañeros del cuartel explicaban que la relación entre el acusado y la víctima era tensa y que Dióscar había amenazado a Iván en alguna ocasión. No había acuerdo sobre los motivos de tal enemistad. Algunos apuntaban al alboroto que ocasionaba Dióscar poniendo la música alta o tras haber salido de fiesta. Sí coinciden en que el acusado era agresivo y que solía beber demasiado.

Según las declaraciones de los testigos, el acusado había estado bebiendo en casa de un compañero y después en un bar de Jaca donde ya había tenido una pelea con otro de sus compañeros. Una vez en el cuartel, y ante el alboroto levantado, Iván se presentó en la habitación del acusado, contigua a la suya, para pedirle que guardara silencio, momento en el que se produjo la agresión.

En su declaración, el acusado afirmaba no acordarse de nada ya que había bebido mucho. Sus compañeros relataban que había consumido abundante alcohol en las horas previas a la agresión, pero negaban que no pudiera coordinar sus movimientos y hablar con claridad.

La defensa pide la libre absolución con la eximente de embriaguez total. En segundo lugar, habla de una falta de lesiones en concurrencia con homicidio imprudente.

La fiscalía habla de una pena de 10 años de prisión teniendo en cuenta la atenuante de embriaguez. La acusación particular pide 15 años de prisión por homicidio y una indemnización de 200.000 euros para la familia de a víctima.

 
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