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El buen tiempo respeta todas las procesiones de Semana Santa

Hacía varios años que los oscenses no estaban preocupados mirando al cielo, para saber si las diferentes procesiones iban a poder salir o no. En este 2014, se han cumplido las previsiones meteorológicas y el sol o el buen tiempo las han respetado todas. Desde que el pasado sábado saliera, de forma extraordinaria, la procesión del Nazareno, hasta la noche del Jueves Santo, se han podido vivir un total de once procesiones, con un numeroso público y mucho fervor entre los oscenses y visitantes.

El Domingo de Ramos tuvo lugar la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén, en la que participaron un buen número de cofrades, además de niños y niñas hebreos, y público que portaba palmas o ramas de olivos. Ya por la noche las calles del Casco Antiguo se abarrotaron para ver al Cristo de los Gitanos, en una procesión que se ha convertido en una de las más multitudinarias y queridas por los oscenses. La salida y entrada del Cristo en la Catedral es muy espectacular, al igual que el movimiento de la peana que los gitanos portan a hombros, o las saetas que se escuchan en varios puntos del recorrido.

El Lunes Santo, a las 9 de la noche hacía su salida la procesión del Cenáculo, de la Cofradía Salesiana del Santo Cáliz, que mostraba su paso recientemente restaurado, principalmente en los problemas que mostraban algunas de las figuras o los alimentos y vajilla sobre la mesa de la última cena. Ya por la noche salía la procesión del Prendimiento, en otro momento en el que un gran número de personas se congregaban para disfrutar de esta marcha.

El Martes Santo salía la procesión de Jesús atado a la Columna, desde el Colegio San Viator. El Cristo de Salas, que el año pasado no pudo salir, también concitaba muchas emociones, en el año en el que el grupo de bombos y tambores de la cofradía cumple su 25 aniversario. A las 11 de la noche, tenía lugar la procesión de la Coronación de Espinas. Otra de las procesiones que más público congrega, deseoso de escuchar las 6 jotas que otros tantos joteros fueron interpretando a lo largo del recorrido, acompañados tan sólo por el sonido del tambor.

El Miércoles Santo fue el turno de la procesión de la Enclavación, de la Cofradía de Santiago, como siempre con mucha gente apostada a ambos lados del recorrido para disfrutarla. Y por la noche, se celebraba la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, otro de los clásicos de la Semana Santa oscense, con el encuentro de este Cristo, portado a hombros, con la virgen de la Inmaculada hacia la que lo giran y lo mecen los costaleros.

Y en la madrugada del Jueves Santo se vivían las dos últimas procesiones, que también protagonizan un encuentro. La de la Dolorosa y la del Cristo del Perdón. Saliendo cada una de ellas de la Catedral y de Santo Domingo respectivamente, se encontraban en la plaza de San Pedro, donde se interpretaban varios cánticos. De nuevo mucha emoción y respeto, en otro de los momentos repleto de emoción y silencio.

 
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