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El Valle de la Luz

En 1964, hace medio siglo, en una crónica literaria alguien escribía “Sabiñánigo es un pueblo escandalosamente joven con un nombre incómodo que, sin embargo, una vez aprendido no hay forma de olvidarlo”.

No sería la primera vez que el pregonero de turno se traba al dirigirse a los sabiñaniguenses y sabiñaniguensas….pero desde el balcón del ayto los días de arranque de fiestas , perdonan todo.

Como tantos pueblos del Pirineo, Sabiñánigo, contaba con un puñado de casas y la ganadería y la agricultura como única forma de vida. Hasta que llegó el tren. Y con el tren, la estación y con la estación las fábricas que en las primeras décadas del siglo XX, empezaron a convertir a esta localidad en el primer centro industrial de la provincia. Hace medio siglo ya tenía un casino, tres cines y una más que interesante actividad cultural que iban dibujando la personalidad de un pueblo que el periodista de la época, Miguel Ángel Castiella, bautizó como el "Valle de la Luz".

La luz que jugaba con lo alto de los pinos y la luz de las humeantes chimeneas y los tendidos eléctricos que, como decían hace medio siglo “ era donde surgían los afanes e inquietudes”.

El cartel de fiestas de este año es de "ese" año: 1964 y la firma de un grande: Julio Gavín. Era cuando las serrablesas aún eran reina y damas y faltaban pocos años para que el Serrablo comenzara a coger fuerza y unos más para que la comarca se definiera como "Alto Gállego".

Sabiñánigo ha querido contar con más patas que la industria: apostó por el turismo, por ser la puerta del Pirineo, por ser la cabeza de la comarca del Alto Gállego, por identificarse más con el Valle de Tena; apostó por el ciclismo como marca de identidad, la cultura, el asociacionismo con los Amigos de Serrablo….en esos años las mejores actuaciones en fiestas en la provincia siempre estaban aquí y nadie dudaba de que el “capital”, las “perricas” se movían en estas calles.

Hoy Sabiñánigo intenta, como todos, mantener a flote lo que la crisis ha dejado y salvar los muebles industriales de un naufragio doloroso.. Ese pueblo "escandalosamente jóven" con un nombre difícil de pronunciar no rebla. Aguanta como puede. Bajo la mirada del quebrantahuesos y la mínima estela que van dejando algunas fábricas. Pero el futuro nunca ha sido un bastión inexpugnable para esta tierra. El Valle de la Luz puede recuperar en cualquier momento toda su fuerza.

A la hora de salir este comentario, nos sorprendió la noticia de Daniel. Se nos fue el mismo dia que empezaban las fiestas. Y nos ha dejado con la tristeza a cuestas. El miércoles se apagó este valle de la luz. Difícil volver a encenderlo. Hagásmolo, por él, por su familia, por sus amigos. Por Daniel.

Cristina Pérez Diego

 
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