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Emotiva despedida a las Hijas de la Caridad tras 152 años de servicio en Barbastro

Unas 300 personas asistieron a la eucaristía oficiada por el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y al acto de agradecimiento del Ayuntamiento

Más de 300 personas expresaban este miércoles su gratitud a la compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que tras 152 años de entrega, dejan de prestar servicio en la Casa Amparo de Barbastro. El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, oficiaba la eucaristía de acción de gracias en la Catedral de Barbastro, junto al vicario, Ángel Noguero, el capellán de la Casa Amparo, José Mairal, y el asesor espiritual de las Hijas de la Caridad, el padre Julián.

El obispo, Ángel Pérez, reconocía que la marcha de las Hijas de la Caridad “es una pérdida inestimable” para la Casa Amparo, tras más de 150 años en los que “han cuidado a quienes más queremos, a nuestros padres, a nuestros abuelos”.

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No obstante, aseguraba Pérez, el futuro de la Casa Amparo está garantizado y en buenas manos. Afortunadamente, explicaba “desde hacía tiempo nos habían anunciado que no tenían posibilidad de relevo, y nosotros hemos ido poco a poco programando y previendo el relevo. Aunque al principio nos cueste adaptarnos, estoy convencido de que la Casa Amparo va a seguir siendo lo que era”. Además, manifestaba que les gustaría que “todo Barbastro se implicara más”. Por ello, realizarán una jornada de puertas abiertas “para que la gente nos dé sugerencias de remodelación, de cómo les gustaría que pudiera ser el futuro de sus mayores”.

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Sor Juana María Belzunegui, Provincial de la Provincia España Este de las Hijas de la Caridad, reconocía que “por una parte nos produce mucha pena dejar Barbastro después de tantos años ya que las hermanas han estado muy integradas y están muy arraigadas”. Por otro lado, mostraba su agradecimiento “al señor obispo y a todos los que en estos días nos han manifestado su gratitud”. Otra comunidad de Hijas de la Caridad se queda ofreciendo su servicio en el colegio San Vicente de Paúl en la ciudad del Vero.

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Historia de la congregación en Barbastro

En 1867 llegan las Hijas de la Caridad a la Casa Amparo de Barbastro para cuidar a los asilados. En la actualidad, cuatro religiosas residían en la Casa Amparo que regenta un patronato que asiste a 88 personas mayores con 52 trabajadores. El patronato está formado por representantes del obispado de Barbastro-Monzón y el Ayuntamiento de la ciudad del Vero. Tres de las religiosas se jubilan y la cuarta desarrollará otras tareas en otro centro de la compañía. La Hijas de la Caridad continúan en Barbastro dirigiendo el Colegio San Vicente de Paúl, dedicado a impartir enseñanzas de infantil, primera y ESO.

En febrero de 1767 Barbastro hace llegar al rey Carlos III, un escrito redactado por el Corregidor don Vicente Corral, que cuenta con el consenso del Obispo don Felipe Antonio Peral, en el que se solicita para hacer frente a las necesidades de un Hospicio o Casa de Misericordia. En mayo de 1767, se envía un nuevo escrito del señor Obispo, en el que avala las gestiones del señor Corregidor, entre las que se encuentran la tramitación de las ordenanzas. En él se solicita autorización el inicio de las obras, aportando su dotación económica.

El 9 de septiembre de 1769 llega al Obispado una carta del Real Consejo, autorización para la compra, la fábrica y la puesta en marcha “cuanto antes” de la benéfica obra. El 20 de agosto de 1770 con sello real y firma de los representantes civiles y eclesiásticos de la ciudad queda lista la compra de terrenos para el Hospicio o Casa de Misericordia.

El 22 de diciembre de 1772 muere don Felipe Antonio Perales, habiendo puesto a favor del Hospicio sus bienes y parte de los de la diócesis. Su sucesor don Juan Manuel Cornel Larriba impulsó la fábrica de la Casa de la Misericordia, costeándola en gran parte y recibió de la Santa Sede, en abril de 1778 el reconocimiento y bendición para la obra del Hospicio.

En 1781 se anunció a su Alteza Real la inminente recogida de los pobres, apertura que se produjo en el mes de septiembre. En 1815 tras el paso de los franceses el edificio se encuentra en ruinas; el Obispo Abad y Lasierra con la ayuda de don Joaquín Palacín acomete la reparación del edificio.

En 1856 el Hospicio languidecía, emergiendo en estas fechas don Pablo Sahún Palacín, que con sus bienes volvía a refundar el asilo.

En el reglamento de la Casa Amparo figura que Pablo Sahún Palacín, benefactor barbastrense, en 1855, a raíz de una epidemia de cólera en Barbastro, quiso legar a la ciudad un asilo. Continuaron con la labor y donaciones su hijo Gregorio Sahún y sus nietos Manuel y José María Sahún.

En 1867 entran las hermanas de la caridad. El 30 de mayo de 1867 se otorga escritura del convenio entre el Ayuntamiento y la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl para cuidar los asilados en aquella época. Desde el 23 de agosto de 1874 se rigió por el reglamento del protectorado de beneficencia aprobado por el Ayuntamiento en esta fecha.

El Ayuntamiento viene trabajando desde el 18 de diciembre de 1900. En pleno de 29/12 acordó dirigir una instancia al señor ministro de la Gobernación solicitando la autorización e inscripción como persona jurídica del Patronato de la Casa Amparo.

El 14 de febrero de 1905, El Ministerio de Gobernación da el visto bueno al Patronato y nombra como patronos de la obra pía al señor Obispo de la Diócesis, al Deán, al alcalde, al presidente de la Comisión de Gobernación del Municipio de Barbastro, a Francisco Falceto, a Manuel Gómez y a Mariano Naval.

 
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