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Lambán insiste en la vuelta de las pinturas murales

El presidente aragonés anuncia nuevas acciones legales para la vuelta del resto de obras<br>

Tras la celebración del Consejo de Gobierno en el Monasterio de Villanueva de Sijena, el presidente aragonés anunciaba próximas acciones para recuperar las pinturas murales de la Sala Capitular, de excepcional valor artístico y expuestas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Explicaba que el Gobierno de Aragón está elaborando un informe con el que "iniciar acciones judiciales para recuperar el resto de obras que salieron de este Monasterio". Hace un año la magistrada del juzgado número 2 de Huesca suspendía la ejecución provisional de la sentencia que ordenaba llevar los frescos al monasterio monegrino al no estar las obras de la sala receptora acabadas. Emplazaba el traslado al momento en el que haya una resolución definitiva.

Debido al estado de fragilidad de las pinturas y su especial vulnerabilidad al proceso de desmontaje, transporte y posterior montaje, la magistrada del juzgado número 2 de Huesca ha decidido suspender la ejecución provisional de la sentencia que ordenaba llevar los frescos al monasterio de Sijena, y ejecutar el traslado cuando la resolución judicial sea definitiva.

Las pinturas de la sala capitular de Sijena han sido trasladadas ocho veces entre 1936 y 1995. En 1936 fueron arrancadas y llevadas a la casa Amatller; en 1940 se trasladaron al museo en Barcelona; tres años más tarde se transportaron en camioneta del museo a la casa Amatller para su restauración y en 1949 volvieron al museo donde se instalaron en una sala cerrada al público. Posteriormente, en 1961, se trasladaron a otra sala para ser expuestas por primera vez; en 1973 se instalaron en la nueva sección de arte románico, que había sido remodelada; en 1987, al iniciarse la rehabilitación del edificio del MNAC se desmontaron y se llevaron al área de reserva donde permanecieron desmontadas ocho años y, finalmente, en 1995 se trasladaron a la sala que ocupan hoy.

Cuando se rehabilitó el MNAC, los técnicos del museo realizaron un estudio que desaconsejaba mover las pinturas de su sitio. Aun así, el edificio se rehabilitó y la colección de pinturas románicas se desmontó y trasladó sin que hubiera problemas y sin que estas sufrieran daños.

Las pinturas convivieron durante varios años con las obras y con las vibraciones, polvo y circunstancias negativas de toda índole derivadas de la demolición, refuerzo de la cimentación y reconstrucción de importantes partes del edificio. En esa ocasión, los técnicos del museo ni siquiera llegaron a estudiar la estrategia de movimiento y preservación de las pinturas de Sijena pues, al ser planas, no se consideraba que tuvieran tantos problemas para su desmontaje y traslado como los ábsides. Los técnicos del MNAC consideraban que el traslado de estas pinturas no ofrecía problemas y, de hecho, no fueron siquiera objeto de estudio.

"Parece que al MNAC no le ha supuesto ningún problema mover las pinturas románicas en ningún momento a lo largo de su historia hasta ahora", explican desde el Ejecutivo. Es más, "los responsables del MNAC prevén posibles nuevos movimientos de las pinturas en el futuro: algunas de las estructuras móviles que se emplearon para desplazar los ábsides se dejaron puestas por si es necesario volverlos a mover cuando, como se ha señalado, los ábsides son pinturas mucho más difíciles de mover que las de Sijena". Su estado también es muy frágil, pues han sido aserradas en fragmentos siete veces.

En las últimas décadas también han tenido lugar traslados temporales de fragmentos de los arcos de la sala de exposiciones temporales al extranjero. Por ejemplo, detallan desde el Gobierno de Aragón, en 1970, siete plafones de las figuras de las genealogías del intradós de los arcos viajaron a Nueva York para participar en la exposición "The Year 1200", celebrada en el Metropolitan Museum.

En 1984, otros plafones de figuras de las genealogías participaron en la exposición English Romanesque Art. 1066-1200”, celebrada en The Hayward Art Gallery de Londres. En 1993, un plafón se expuso en Nueva York en la muestra "The art of medieval Spain" y en 1997, de nuevo tres plafones viajaron a Nueva York para formar parte de la exposición "The glory of Byzantium: Art and Culture of the Middle Byzantine Era», celebrada entre marzo y julio de ese año".

 
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