Una hora de cacerolada para exigir un plan de rescate para el Pirineo

La tercera cacerolada convocada de Jaca para protestar por la situación que viven los valles turísticos del Pirineo volvía a concentrar a unas 500 personas, en esta ocasión llegadas también de valles vecinos como el de Tena y Sobrarbe. En las pancartas podían leerse “No vaciéis el Pirineo”, “O abrís, o cerramos”, “Emergencia social”, o “Plan de rescate ya”. Más de una hora haciendo sonar cacerolas y esquilas para mostrar el descontento de un territorio que vive del turismo.

Entre los asistentes, diferentes sensibilidades. Hay quien pide la apertura de movilidad para que lleguen habitantes de segundas residencias y esquiadores. “Necesitamos que Aragón abra, si no yo tendré que cerrar”, decía la propietaria de varios establecimientos turísticos en el valle de Tena. Hay quien solicita más ayudas económicas para las empresas especialmente afectadas, o quien pedía que el Gobierno de Aragón flexibilice las restricciones en territorios con menor tasa de contagios. “No podemos pagar la mala gestión en otros territorios, las medidas se toman en base a lo que sucede en las grandes ciudades”, decía un monitor de esquí. “¿Por qué me hacen cerrar a las seis de la tarde en Jaca?, se preguntaba la propietaria de un comercio textil. “Queremos la unión de los políticos y que lo solucionen ya. Mientras ellos cobren, dinero hay”, decía el propietario de otro restaurante.

Se escuchaban y leían mensajes pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno de Aragón y también llamamientos a la unidad de los responsables políticos para exigir ayudas que eviten el cierre de negocios.

Finalmente, y tras algunas diferencias entre asistentes,  no se ha leído ningún manifiesto conjunto.

La cacerolada acababa con un escrache al alcalde de Jaca

Asistían representantes de diferentes partidos políticos que, en un segundo plano, han querido apoyar la reivindicación. Tras una hora de cacerolada, decenas de manifestantes seguían al alcalde cuando se dirigía hacia su domicilio bajo gritos de “dimisión” y haciendo sonar sus cacerolas. Tras más de 10 minutos de marcha, el primer edil, acompañado de varios compañeros de partido, se resguardaban en el interior del Palacio de Congresos. Más de una veintena de manifestantes ha continuado haciendo sonar sus cacerolas y gritando “queremos trabajar” a las puertas del Palacio de Congresos, donde la policía vigilaba la entrada.

“Puedo entender que hay quien está en una situación complicada, pero creo que la falta de respeto a quienes hemos sido elegidos democráticamente y llegar a los insultos personales hacen ver su poco sentido democrático y que sólo se representan a ellos mismos”, decía el Juan Manuel Ramón, que ha querido subrayar que “estábamos allí para pedir un plan de rescate al Pirineo, que es lo que creo que han pedido todos.”

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