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OPINIÓN

¿Cuándo se van a enterar las izquierdas de que quizá uno de sus principales enemigos son ellas mismas?

Artículo de Miguel Ángel Fustero

Me quedo perplejo al observar como las izquierdas, todas, son incapaces de darse cuenta que por encima de sus legítimos pensamientos y diferencias, debiera estar la realidad de esa mayoría social que dicen y aspiran representar. Esa mayoría social anda huérfana de un referente político serio, que la vuelva a ilusionar después de tanta decepción, cambios de chaqueta, manipulación, promesas incumplidas, abdicaciones ante los intereses y poderes de siempre, fracaso de la política, descrédito de los políticos, de las instituciones representativas…

No creo que sea tan difícil buscar un programa común, un gran pacto programático que sea el inicio de un cambio y de la construcción de un verdadero proyecto alternativo. Hay tanto por hacer, son tantos los peligros que nos acechan.

Podría estar todo el día escribiendo temas concretos donde las dificultades para introducir cambios son inmensas, pero las dificultades no pueden partir de nuestro interior, de nuestra división.

No, no es simple idealismo inocente. Yo, autocríticamente, soy el primero que reconozco como cometí errores individuales y colectivos durante un tiempo, tiempo donde gasté más energías en combatir a los de dentro que en identificar claramente al adversario y priorizar el combate ideológico y político contra este.

Sobran personalismos, dogmatismos, resentimientos, políticos agotados y acabados que debieran dar el paso a un lado en lugar de agarrarse como lapas a sus sillones, a sus parcelas de poder, a seguir defendiendo unos intereses a los que valga la redundancia interesa que sigan opinando cuando quienes mueven los hilos para hacer eco de sus opiniones, está claro a quienes defienden en el fondo.

¿Es que se reparte la riqueza de manera equitativa, es que se han recortado las diferencias entre unos pocos poderosos que lo tienen casi todo y una mayoría que han de pelear cada día por subsistir, sometidos a más presiones, más dificultades para llegar a final de mes, para sacar a sus familias adelante?.

¿Es que la Justicia es igual para todos, los impuestos los pagan quienes más tienen, a la cárcel van quienes lo merecen independientemente de si tienen poder o no, el dinero que se han llevado fuera para engañar a la Hacienda pública se devuelve, lo devuelven quienes se lo han llevado que no son precisamente los trabajadores o clases medias de este país?.

¿Es que avanzamos en libertades, en salarios, en derechos laborales, en igualdad entre hombres y mujeres, como lo hacen países de nuestro entorno con los que nos comparamos solo en lo que a algunos interesa?.

¿Es que los valores de siempre, la solidaridad, la defensa de los derechos humanos, la paz, la tolerancia, el escrupuloso respeto a la diferencia por cuestión de sexo, raza, religión... Viven sus mejores tiempos?.

¿Es que el modelo territorial es un ejemplo donde todos los ciudadanos tienen igualdad en derechos y deberes, vivan en una parte u otra de nuestro país?.

¿Es que no observamos como en los últimos años se han cargado casi la totalidad de las conquistas que tras mucha lucha se habían conseguido para poder disfrutar de un estado del bienestar moderadamente aceptable, una educación, una sanidad, unos servicios sociales de calidad y que son bienes básicos a los que dado su poder adquisitivo son los únicos a los que pueden recurrir la mayoría social de la que tanto se nos llena la boca de representar?

¿Es que nuestros jóvenes, las generaciones venideras, aun siendo las mejor formadas en los últimos tiempos, tienen un futuro inmediato y no tan inmediato muy esperanzador, para poder trabajar en lo suyo, en cosas para las que se han formado, cobrar un salario digno, disponer de unas condiciones laborales aceptables, poder independizarse, crear una familia, etc.?

¿Es que no tenemos suficiente tajo para construir un proyecto alternativo que plantee soluciones a los problemas de la gente normal, de la mayoría de la ciudadanía?

¿Es que no nos damos cuenta, que en la gente de la calle está calando eso de que todos los políticos son iguales y que su única pretensión es ocupar el poder y perpetuar sus privilegios?

¿Es que no nos enteramos aún que no se cree en los partidos, que cada día la desafección política es mayor, que se está matando poco a poco las esencias de la democracia?

¿Es que hemos olvidado lo que han supuesto las riñas en las izquierdas, las divisiones, a quienes han fortalecido? ¿Es que no apreciamos como en Andalucía, solo ha existido ruido porque era un final anunciado la suma de PP, Ciudadanos y Vox, así como que este experimento lo quieren exportar al resto de España?.

Señores de las izquierdas, ya va siendo hora de madurar, de aprender de los errores del pasado, de identificar claramente cuál es el adversario, de entender que cuanto más fracturados y desunidos estemos más fuertes serán esos adversarios.

Señores de las izquierdas, aprendamos lo que es generosidad, el consenso como cesión de las partes, sumar desde las legítimas diferencias…, pero aparcando estas para un objetivo mayor, el de dar respuesta a los problemas de una mayoría social, plantear un cambio de verdad ante las políticas que llevamos sufriendo hace muchos años.

Señores de las izquierdas, este país necesita un proyecto alternativo, un norte en las izquierdas, una hoja de ruta clara, sin exclusiones, un referente para millones de personas que están desencantadas además de indignadas y que nosotros con nuestros errores estamos frustrando todavía más.

Señores de las izquierdas, tengan responsabilidad, no la caguen otra vez, digamos a la sociedad española que hay otras políticas y otras formas de estar en política, que no todo es conquistar el poder, que se quiere ganar en las elecciones y procesos democráticos, para cambiar las cosas en beneficio de una mayoría.

Señores de las izquierdas, demostremos de una vez altura política, dejemos en segundo plano quien o quienes, sustituyamos estas visiones cortoplacistas, por el qué políticas vamos a hacer, qué necesita mayoritariamente esta sociedad para avanzar y qué instrumentos o herramientas son los más adecuados para la consecución de esos objetivos.

 
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