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Caminar para encontrarse gracias al virtuosismo de Adriana Alcaide

La Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor, en Tamarite de Litera, fue el escenario escogido por la Diputación Provincial de Huesca (DPH), para acoger durante la noche del viernes el primero de los conciertos del XXX Festival Internacional en el Camino de Santiago. Un honor que le correspondió a la violinista barcelonesa Adriana Alcaide, que con su enorme talento y su amplia sonrisa enamoró al público presente, al que hizo partícipe de una encantadora y muy interesante velada con su trabajo Still Life.

Un trabajo que, como ella misma explicó, significa literalmente ‘naturaleza muerta’ y define ese puente entre el pasado y el presente, donde piezas del más puro barroco, escritas exclusivamente para violín, se mezclan con sus propias improvisaciones. Adriana se deja llevar por la inspiración que estas obras le provocan y consigue su propósito de unir estos dos lenguajes. Su deseo con este programa es “llegar al máximo objetivo de la música, que es borrar los límites del tiempo y del espacio, para conectar con la esencia y la presencia de la belleza, la autenticidad y la creatividad”.

Con su gran virtuosismo al violín, la artista consiguió mostrar a los asistentes ese denominador común que busca con Still Life, y que conecta a la perfección con el Festival y el espíritu peregrino del Camino de Santiago: “El camino de la vida, un continuo buscar y encontrar, un viaje hacia adentro, un viaje espiritual”.

 
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