La Evo-LUZ-Ión de Isabel Guerra, una de las muestras temporales de más peso en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón

El Museo Diocesano de Barbastro-Monzón acoge desde este viernes, 10 de septiembre, la exposición Evo-LUZ-Ión, de la artista Isabel Guerra. La muestra temporal de la “pintora de la luz” estará presente en el museo a lo largo de dos meses con una treintena de obras que la propia autora ha seleccionado personalmente. Esta exposición se inscribe en el programa conmemorativo del décimo aniversario del espacio museístico y es sin duda la muestra temporal más importante de estos diez años en boca del director del museo, Ángel Noguero.

Noguero abría el turno de palabra en la presentación de esta muestra pictórica que abarca gran parte del trabajo de Isabel Guerra siendo muy importante la fuerza que transmiten sus retratos, sobre todo, a los tres obispos que pasaron por esta diócesis antes de la llegada del actual, Ángel Pérez.

“Esta exposición es en recuerdo y en honor del obispo Alfonso Milián que nos dejaba este año”, añadía Noguero que además ponía el acento en la magnifica pintora y religiosa, nacida en Madrid y aragonesa de acogimiento.

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Isabel Guerra finalmente recala en Barbastro tras un intenso trabajo para que su obra pueda admirarse en este museo diocesano “que es una maravilla”. La artista ponía de relieve la importancia de infraestructuras como ésta para el mantenimiento del arte y también de su difusión, en su segunda tierra, que ha sido una de las mejores prescriptoras de su trabajo.

En la inauguración que se llevaba a cabo a las 12.00 horas de este viernes estaba presente, junto a la autora, el arzobispo emérito de la Archidiócesis de Zaragoza, Vicente Jiménez y el obispo de la Diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez.

En el acto el obispo Ángel Pérez le hacía entrega de una clave de sol como parte “de esta sinfonía que es nuestra diócesis” y además la nombraba “musa y madrina” de este museo que cumple su décimo aniversario este año.

En sus pinturas, de técnica velazqueña y perfecto hiperrealismo, aparece una lírica cercana a la teología mística cristiana. Cultiva ante todo el retrato y el bodegón y describe sobre todo momentos cotidianos en el trabajo de mujeres humildes o campesinas, su sueño o el de niñas, dándose una especial importancia a la luz. Así se cumple en su obra el lema benedictino de ora et labora, "reza y trabaja". Sus títulos evocan pasajes bíblicos; también cultiva el tema más estrictamente religioso de la historia sagrada.

Su pintura, muy cotizada, ha sido vista en más de veinte exposiciones individuales y otras tantas colectivas desde 1960. La representa la galería Sokoa de Madrid. En el año 2000 una retrospectiva suya en La Lonja de Zaragoza de 78 óleos y dibujos, una parte mínima de su abundante producción fue visitada por más de 120.000 personas. Escribió y publicó “El libro de la paz interior. Pinturas y mensajes” (Barcelona: Syria, 2005), que ha sido reimpreso diez veces, en donde comenta 48 de sus cuadros.

Entre sus obras destaca el retrato de la Beata Petra de San José, que se encuentra en el Oratorio donde murió la Beata en el Real Santuario de San José de la Montaña en Barcelona. Esta imagen es la más conocida y utilizada de la Madre Petra.