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Huesca cierra la Semana Santa con la emotiva resurrección

El balance de estas fechas litúrgicas es muy positivo, a pesar de los altibajos meteorológicos, ya que hay una gran participación de los cofrades

“Un día de profunda alegría para todos los cofrades”, son las palabras con las que José María Hernández, de la archicofradía de la Vera Cruz, describía la procesión del Resucitado que este domingo por la mañana recorría el centro de la ciudad con la participación de 230 cofrades y numerosos vecinos como público. El día acompañaba este acto tan emotivo con sol y buen tiempo.

José María Hernández, archicofradía de la Vera Cruz

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Era el cierre de unos días de Semana Santa en los que todo se desarrollaba con normalidad, a pesar de los altibajos meteorológicos. Desde la archicofradía de la Vera Cruz indican que empezó con nubes amenazantes pero que por fortuna ha ido mejorando la situación y ha permitido unas celebraciones litúrgicas para recordar.

Asimismo, agradecen la participación y el profundo respeto y educación de todos los cofrades porque gracias a ellos la Semana Santa oscense tiene un nombre y un reconocimiento. Cabe seguir avanzando en el prestigio de esta celebración en la capital altoaragonesa pero desde la Vera Cruz, Hernández señala que “Huesca está muy bien situada respecto a la población y el número de cofrades”.

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El itinerario de la procesión del Resucitado comenzaba en la Iglesia de Santo Domingo, pasando por el Coso Bajo, calle Ramiro el Monje y Plaza San Pedro, donde se produce el encuentro con la Virgen de la Esperanza, para seguir posteriormente por las calles San Salvador y Las Cortes y llegar a la Catedral.

Esta procesión se celebra en Huesca desde el año 2012, después de que el obispo Julián Ruiz diese permiso a la Archicofradía de la Vera Cruz para llevarla a cabo, tras años de haber intentado ponerla en marcha.

Y con esta marcha procesional, finalizaban las que se han celebrado en Huesca a lo largo de estos días. Recordemos que el Domingo de Ramos se celebró la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén, y la del Cristo de los Gitanos. El Lunes Santo tuvieron lugar las procesiones del Cenáculo y del Prendimiento. El Martes Santo, Jesús atado a la columna y la Coronación de espinas. El Miércoles Santo, la Enclavación y Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y en la noche del Jueves Santo, se unieron en la plaza de San Pedro las procesiones de la Dolorosa y el Cristo del Perdón.

 
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