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Esta procesión no se suspende

Los parques de Huesca están "limpios" de procesionaria aunque la  falta de recursos la mantiene muy viva en otros puntos de la provincia

La oruga procesionaria del pino, que hasta ahora permanecía en su bolsón en lo alto de estos árboles, empieza su recorrido hasta la tierra para seguir su ciclo de vida.  Interrumpir ese viaje supone poner en marcha una serie de métodos que no solo van a proteger a los pinares sino también a la salud de las personas y de nuestras mascotas. Todo lo que no se hizo en otoño, va a ser más complicado que ahora sea efectivo. En los parques oscenses el trabajo se ha hecho bien y los resultados han dejado a  los pinos limpios de procesionaria.

Ana Pérez es la técnico de infraestructura verde del ayuntamiento de Huesca

Ana Pérez técnico de infraestructura verde del ayto de Huesca

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PÉREZ 1 PROCESIONARIA 18

Pero no en todos los espacios se ha actuado a tiempo. Antonio Rivera, gerente  de Anticimex-Huesca, explica que intentar atajar esta plaga ahora es llegar tarde. Es el otoño el momento de intervenir pero añade, la falta de presupuesto ha situado este problema en segundo plano. Esto provoca que  el paisaje de algunas masas de coníferas  en la provincia refleje una imagen poco saludable de estos árboles

RIVERA 1 PROCESIONARIA 18

Rivera explica que, en principio, la oruga no mata al pino. Pero  si año tras año no se interviene, acaba afectando  al crecimiento y desarrollo llegando a provocar su muerte.

Herbicidas o endoterapia  son las formas de tratar esta plaga sobre todo en zonas urbanas. También los 'collares' (como los de las fotografías) que frenan el viaje hasta la tierra. Esta oruga de unos 4 cm de longitud, peluda, se desplaza siempre en grupo, en fila, buscando tierra blanda donde depositar sus huevos. Después crisálida, luego mariposa y vuelve el ciclo a lo alto de los pinos. Reacciones alérgicas cutáneas o en los ojos forman parte de algunos de los síntomas que pueden provocar. 

Antonio Rivera gerente de Anticimex-Huesca

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El ciclo biológico de la oruga procesionaria

Estos insectos son muy peligrosos debido a los 500.000 pelos (tricomas) altamente urticantes que cubren su cuerpo y de los que se desprenden si se sienten amenazados. Todo empieza cuando, en verano, la mariposa de la oruga procesionaria pone los huevos en un pino (también puede hacerlo en abetos y cedros). Más tarde, los huevos eclosionan y las orugas permanecen durante los meses fríos en el árbol, dentro de una especie de bolsa protectora conocida como bolsón, que tiene el aspecto de una bola de algodón.

Allí se alimentarán sin descanso de las hojas del árbol  y se protegerán del frío. Cuando hayan madurado descenderán por la corteza del árbol afectado. El descenso en procesión suele producirse en torno a febrero y marzo aunque las temperaturas altas pueden adelantar el movimiento antes.

 
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