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historia de huesca

Hace cuatro siglos, la ciudad vivió una epidemia muy similar a la actual

La peste negra, que irrumpió en Huesca entre 1651 y 1652, obligó a cerrar la ciudad, comercios y a instalar hospitales de campaña <br>

Como dice el historiador Carlos Garcés, "estamos enfrentándonos a algo que es historia pura". Hace 400 años, en el siglo XVII, la ciudad de Huesca vivió un momento muy similar al actual, cuando irrumpe la peste negra en Europa. En la capital altoaragonesa, entre el 15 de septiembre de 1651 y el 13 de abril de 1652 murieron 1.400 habitantes de los 6.000 con los que contaba en esa época Huesca capital, a causa de esta enfermedad.

Las causas, según explica el historiador Jesús Inglada, son muy adversas. La primera se estudia desde un punto de vista maltusiano: el siglo XVI había sido una época de crecimiento económico y de población. Durante mucho tiempo, sus habitantes vivieron en equilibrio con la naturaleza y los recursos, pero llegó un momento en el que "el mundo se llenó" y estalló como se explica desde esta corriente.

INGLADA 1 MALTHUSIANISMO 12

A esta explicación vista desde el Malthusianismo, se suma la inestabilidad política del momento que acabaría con el estallido de varias guerras. Por un lado, en 1618 se inicia en todo el territorio español la "Guerra de los 30 años", que se extiende hasta 1648. Además, el Reino de Aragón estaba viviendo su particular conflicto: la Guerra de Secesión catalana, que se extendería desde 1640 doce años y dejaría al territorio en una situación económica "lamentable", como añade Inglada. A los conflictos bélicos, se añade, además, que Europa está viviendo un periodo de sequía que está dejando muy malas cosechas, además de una plaga de langosta, causas que se traducen en una crisis de subsistencia que hará pasar a la población un extenso periodo de hambrunas.

Todo ello, además de un aumento de las cargas fiscales por parte del Conde Duque de Olivares, que establece un impuesto para financiar la guerra, son el caldo de cultivo que propiciaron el inicio de una epidemia en la que morirá una cuarta parte de la ciudad de Huesca. Un periodo de prácticamente un año que llama la atención porque ya en ese momento se tomaron las mismas medidas que en la actualidad: se cerró la ciudad, se prohibió la venta de grano a otros territorios, el Cabildo -lo que ahora se consideraría el Ayuntamiento- repartió limosnas a los enfermos, e incluso se instalaron dos hospitales de campaña que provisionaban con dos comidas al día a 800 enfermos. También se paralizó la actividad comercial, a causa de tantas muertes, y los comerciantes empezaron a solicitar ayudas al Cabildo, los "Ertes" de la actualidad.

INGLADA 6 ERTES 12

Llama la atención, además, otro paralelismo, y es que, al igual que al principio en la crisis del coronavirus, los oscenses del siglo XVII se negaron a creer que la peste negra derivaría en una epidemia. Creían, de hecho, que esa enfermedad era un castigo divino. Mientras, la ciudad se fue endeudando a causa de los gastos que ha causado la peste negra. De hecho, llega a perder 33.604 libras de su patrimonio, que en términos actuales se traduciría en unos 25 millones de euros. Los impuestos, además, desaparecen por la crisis y el Reino de Aragón no recauda dinero. Para paliar la situación, el Concejo de Huesca establece una sisa, esto es, un impuesto al consumo en dos productos: pan y carne.

La sisa permaneció en vigor 20 años. Se consideró entonces que ya se había recuperado la deuda perdida por la crisis, a lo que ayudó las donaciones de la gente. Y al igual que como ahora se está empezando a manifestar, tras la crisis se buscó un chivo expiatorio al que culpar de la epidemia que, en ese caso, fueron los judíos.

INGLADA 1 CULPABLE 12

Parece que la historia está llena de paralelismos, como han comprobado sus investigadores en muchas ocasiones. Hubo otras epidemias anteriores que, al igual que la peste negra del siglo XVII, también guardan muchas similitudes con la actualidad. Algunas aún están presentes en la historia de Huesca, y que dejaron el recuerdo de realidades devocionales como el Santo Cristo de los Milagros o el Tota Pulchra, como explica Carlos Garcés.

GARCÉS 1 SANTO CRISTO

Así, la crisis sanitaria provocada por el coronavirus nos sitúa en un momento excepcional que, como dice Garcés, pasará a la historia y que las futuras generaciones estudiarán. Seguro que hace cuatro siglos coincidieron en este pensamiento, al igual que muchos otros que pasaron por algo similar. La historia nos recuerda que pasado, presente y futuro se parecen y lo que ahora nos parece lejano en el tiempo, quizás no lo sea tanto.

 
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