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Trabajadores del Ayuntamiento protestan en la puerta tras negarles la entrada de todos al pleno

Empleados públicos del consistorio han salido a la calle para reivindicar la falta de promoción interna o la amenaza a sufrir un recorte en el salario<br>

Al grito de "todos a pique, con Luis Felipe" y el sonido de pitos, bombos o cencerros, trabajadores del Ayuntamiento de Huesca protestaban a las puertas del edificio principal del consistorio. A las puertas porque les han impedido el paso a la sesión de pleno que se estaba celebrando en la tarde de este miércoles, al ser tantos. Únicamente podían entrar en torno a una decena, cosa que han rechazado. Y en el momento que se lo comunicaban, han vuelto los gritos y los pitidos de los participantes. También, cada vez que veían pasar a uno de los concejales dirigiéndose al pleno, tras la cristalera.

Protestan porque aseguran que llevan años perdiendo derechos laborales en cuestiones como la reducción de jornada o la conciliación familiar, que no tienen promoción interna o les recortan trienios. Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la posibilidad de que sufran un recorte salarial. "Está encima de la mesa un recorte del complemento de antigüedad, que se negoció en 1986. El informe técnico plantea que es ilegal, pero lo que nosotros pedimos es una alternativa para que los trabajadores no tengan una pérdida económica", argumentaba Juan Sarrate, secretario del comité de empresa por UGT.

Protestas de los trabajadores del Ayuntamiento en el pleno

Añade Antonio Larraz, desde el comité de empresa, que en las mesas de negociación que han tenido con el consistorio "están siendo mesas de imposición (...). Ellos nos imponen sus decretos y nosotros tenemos que aceptar porque ellos no quieren negociar".

Por ese motivo han iniciado una campaña de movilizaciones que comenzaba este miércoles, "como único recurso para que este alcalde y su equipo de gobierno dejen de ignorarnos y pongan encima de la mesa las soluciones a las que se comprometieron", manifestaban. Hay bomberos, policías, jardineros, fontaneros o personal de administración, entre otros. En total, unos 500 trabajadores públicos que no descartan nuevas protestas.

 
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