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Trivium Klezmer, entre los récords de entradas en la historia del festival Enclaves

Alrededor de cuatrocientas personas asistieron al concierto de música klezmer que el Festival EnClaves programó en el patio del monasterio de Casbas

La tercera jornada de la séptima edición del Festival de Música y Patrimonio EnClaves, que organiza la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca, reunió en Casbas de Huesca a cerca de cuatrocientos asistentes. Sólo el concierto que la ORA ofreció hace algunos años en la plaza General Alsina de Huesca supera el guarismo de público que alcanzó el concierto de Trivium Klezmer este viernes en el patio del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Gloria.

El Festival EnClaves se caracteriza por una programación de música clásica en espacios monumentales del ámbito rural de la Hoya de Huesca, un rasgo que limita los aforos y que, sin embargo, no han dejado de crecer edición tras edición. El concierto de ayer contó con dos factores que favorecieron el éxito: el atractivo de la propuesta artística de los Trivium —una de las mejores bandas de música klezmer en España— y un marco patrimonial admirable que, además, reúne unas excelentes condiciones para la programación musical. El diálogo entre música y patrimonio ofrecía una oportunidad extraordinaria para llegar a un público numeroso, que quedó maravillado de la interpretación de Juan Luis Royo, Manuel Franco y Jorge Ramón.

La formación altoaragonesa lleva una década de andadura, en la que ha visitado en varias ocasiones los escenarios de la comarca, aunque en esta ocasión sus propias composiciones han ido ganando terreno a las versiones y adaptaciones personalísimas que dominaban sus espectáculos anteriores. Esta evolución, lejos de afinar la conexión con la audiencia, ha fortalecido la relación y las ejecuciones conservan la extraordinaria pulcritud y el obligado virtuosismo sin desplazar el poderoso directo que es marca inconfundible de los Trivium Klezmer.

Trivium Klezmer en Enclaves

En el programa ofrecido, el klezmer más intimista y nostálgico se transformaba en un tránsito, que sólo los Trivium son capaces de ejecutar con semejante grado de

naturalidad, en una frenética fiesta balcánica donde afloraban sones rockeros, tangos, bandas sonoras o jotas.

El klezmer, música de judíos viajeros (por vocación o por obligación), tiene en su esencia la capacidad de adaptarse, de confundirse y de mezclarse con todo tipo de estilos sin perder la esencia a la vez trágica y vitalista de sus melodías. Los Trivium Klezmer, además, logran introducir un ingrediente más: el humor. Su simpatía, sus momentos de clown y sus comentarios de blanca ironía llegan incluso a construir bromas sin palabras, chistes instrumentales elaborados simplemente con la propia música.

Los aplausos para cada una de sus piezas y la ovación final, que fue recompensada con una propina musical, constataron la satisfacción de todos los asistentes por el espectáculo del que habían disfrutado en el Festival EnClaves.

 
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