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La carpa de Sallent se llenó para oir el Maghreb electrónico de Naab

La carpa de Sallent de Gállego volvió a llenarse para asistir al concierto del bereber residente en la Bretaña francesa NAAB. Unas 800 personas que casi abarrotaban el recinto y que, primero tímidas y luego decididas, bailaron y disfrutaron al ritmo de la intensa propuesta musical del músico francés.

Naab venía a presentar en Pirineos su único disco hasta la fecha, ?Salam Haleikoum?: un trabajo ecléctico y potente que llama la atención desde la primera escucha.

Cabía el temor de que, en directo, los temas no sonaran con toda la parafernalia de samples y sonidos añadidos del disco. Sin embargo, el bereber supo acompañarse de una excelente banda que cumplía con creces las expectativas creadas.

Dos baterías ?una acústica y otra electrificada- llenaban el escenario, ocupándose uno de los instrumentistas, Jérôme Kérihuel, tan pronto de la acústica como de las tablas hindúes. Un excelente teclista, Jean-Baptiste Ferré, poblaba de escalas jazzy ese intenso fondo rítmico con su piano eléctrico. Sofiane Saïdi, un protentoso vocalista, llevaba la voz cantante en todos los temas de clara inspiración magrebí, con unas melopeas literalmente alucinantes que trasladaban al espectador a lo más profundo de la noche rifeña. Sobre este cómodo colchón, Naab podía evolucionar a sus anchas por entre sus máquinas y sus samples. Utillaje que, de vez en cuando, abandonaba para centrarse en el micrófono y lanzar sus temas a base de voicebox (ritmo realizado con la voz).

El concierto comenzó con esa sinfonía alucinatoria que es ?Le Souk? (el zoco), repleta de referencias arabizantes, tabla y samples. Le siguió ?Khemisset?, dedicado a la hermana del cantante. ?Oumkeltoum? es el nombre del pueblecillo de origen de Naab. Le siguió ?Tamghra Nouchen?, que intenta plasmar ese momento mágico que precede a una tormenta. ?Amour et amitié?, resulta ser una suerte de invocación religiosa al mundo. A partir de ese momento, Naab ofreció al festival algunos temas destinados a su segundo disco, como son ?DJ Tzigane? y ?El Berrad-awa? (la tetera): verdaderas muestras de potencia y espíritu, con ritmos trepidantes y alucinantes demostraciones vocales.

El público se mostró, en todo momento, volcado con el grupo, cuyos miembros confesaban al final haberse sentido sorprendidos de la acogida del respetable pirenaico. Pues fue el concierto un viaje electrónico a nuevos universos a través del baile y el ritmo.

 
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