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El reino de la publicidad

Jara Abella

La Dirección General de Consumo del Gobierno de Aragón inauguró ayer las Aulas de Consumo para 2003. La primera de estas jornadas analizó el papel de esa gran dama que sobre todo manda, la PUBLICIDAD. Las asociaciones de consumidores reciben numerosas quejas de toda índole relacionada con engaños derivados de la publicidad de productos y servicios que acaban no siendo lo que parecían. La jornada pretendía arrojar un poco de luz sobre la cuestión, difícil tarea para analizar en un solo día.

La publicidad es tan amplia y tiene tantas vertientes que es difícil aproximarse cuando fuera mínimamente a ella. Si lo pensamos bien en nuestra vida diaria casi todo es publicitario o publicitable. Pero sin ahondar filosóficamente en la cuestión, debemos reconocer que es algo que se escapa de nuestro control, y la mayoría de las veces también del de la justicia. Además de las leyes nacionales, existe una normativa europea que regula la publicidad en distintos ámbitos, por ejemplo la duración de los espacios en los programas televisivos. Nada más lejos de la realidad. ¿Cuántas veces no les ha ocurrido que están viendo una película y a la vuelta de publicidad ya no se acuerdan de lo que estaban viendo? A mí me ha pasado, muchas veces. Por ejemplo la normativa dice que los programas de media hora o menos de duración no pueden ser interrumpidos por espacios publicitarios. Quizá no nos hayamos dado cuenta de que esta norma existe porque no se cumple jamás.

Algunos juristas aseguran que para algunas cadenas de televisión resulta más económico pagar la multa correspondiente que dejar de ingresar el dinero de esa publicidad emitida a destiempo. La normativa europea recoge la denominada publicidad engañosa, que es aquella que utiliza la mentira para conseguir ventas. Es, por ejemplo, esa que nos muestra un muñeco que se mueve y en el anuncio no advierte de que se trata de un efecto de animación. Compramos el muñeco y al final ni se mueve, ni habla, ni nada de nada. Anualmente se denuncian miles de situaciones como estas en nuestra comunidad. Las OMIC (Oficinas Municipales de Información al Consumidor) y las asociaciones de consumidores juegan un papel muy importante de apoyo al ciudadano. Hoy por hoy, ante la burlas legales de la PUBLICIDAD, estas asociaciones son el mejor instrumento para defender nuestros derechos como consumidores. Pero, sobre todo, debemos ser conscientes de eso precisamente, de que somos ciudadanos de derecho en el reino de la publicidad.

¿Más información?...¡¡¡¡¡A la vuelta de publicidad!!!!!

 
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