Actualidad

No dejes que la verdad te estropee una noticia

Cristina Pérez

Los periodistas andan estos días de celebración bajo las bendiciones de su patrón, San Francisco de Sales. Y el periodismo debería celebrar cada día de trabajo profesional el éxito de la razón, de la dignidad y de la verdad. Esa verdad que nunca debería ser a medias, la que no es blanca ni negra, la que tiene matices. Y es en los matices donde la profesión tiene que entrar a saco.

Hay quien todavía está convencido de que una buena noticia, una de esas que ensombrece la actualidad, esas que encumbran al medio hasta la cima (aunque luego la caída sea libre y sin paracaídas), una buena noticia ...no se puede estropear con la verdad: no dejes nunca que la verdad te estropee una buena noticia. Algunos todavía convierten esta máxima en su filosofía de trabajo.

Todos somos informadores. Usted mismo ejerce el periodismo en el momento en el que está contando a alguien un suceso; en el preciso instante en el que pone en sus labios un hecho, cuando lo va encadenando con palabras, cuando lo expone, está haciendo periodismo. Solo hace falta sentido común y no emborronar la realidad.

Pero cuando ese suceso hay que ponerlo en titulares y dejarlo en el escaparate para que lo lea, lo oiga, o lo vea el personal, entonces entra en marcha el engranaje periodístico: informarse, contrastar, comparar, tirar de archivos, una buena agenda y sentarse con calma a escribir. Es mejor tardar en dar una noticia que adelantarse con una farsa.

Esté tranquilo porque normalmente está usted rodeado de buenos periodistas. Ellos son los que le ofrecen en bandeja el mundo para que la información, la buena, le acerque a la comprensión. Pero cuando alguien no deje que la verdad le estropee una buena noticia lo notará enseguida. Entonces huya y acójase bajo la tutela de los buenos informadores que son mayoría.

 
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