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El centro de exposiciones y congresos de Ibercaja acoge una muestra de la ropa femenina de antaño

Hasta el 28 de septiembre, Ibercaja acoge la exposición ?La ropa femenina de antaño?, una muestra de carácter didáctico que presenta un recorrido por la moda y las costumbres en el vestuario de las mujeres durante el siglo XIX. Las piezas proceden fundamentalmente de Zaragoza, el Somontano de Huesca y el Maestrazgo, y pertenecen a familias aragonesas que han ido conservando los trajes de sus antepasados, generación tras generación. El horario de la muestra será, de lunes a viernes, de 18 a 21 horas; los sábados, de 11 a 14 horas y de 18 a 21 horas; y los domingos y festivos, de 11 a 14 horas.

Esta exposición está basada en uno de los trabajos presentados en el IX Congreso Internacional de Investigación Juvenil, organizado por el Instituto de Ciencia e Investigación Juvenil de Aragón (ICIJA). La muestra no ha sido organizada por especialistas, sino por jóvenes que han investigado sobre el tema y han recorrido todo Aragón buscando las diferentes prendas y complementos. El coordinador de la exposición, Mario Onieva, ha destacado la riqueza y complejidad de la realización. ?Lo más interesante es que la gente reconocerá algo de su vida y de su familia, por lo que se convierte en una exposición participada?, ha señalado Onieva. Polisones, mantones, delantales, faldas, corpiños, enaguas, pantalones interiores, sobreenaguas... La muestra recoge una representación de todas las prendas que una mujer del siglo XIX necesitaba para vestirse. El contenido de la exposición recoge un gran número de piezas elaboradas con diversos materiales como lino, lana, algodón, batista, cachemir o seda. La muestra presenta al visitante dos recorridos diferentes que distinguen entre el vestuario popular de las mujeres rurales y de menos recursos, y la moda urbana o elegante. Las tendencias de moda popular son siempre más lentas de evolución, más conservadoras y confeccionadas en materiales más rústicos como el lino, la lana o el algodón. Sin embargo, la moda elegante de la ciudad y de la gente de la alta sociedad fue cambiando a lo largo del siglo, conforme a los aires que iban llegando de Europa. En esta sección, destacan trajes confeccionados en telas delicadas como la seda o el cachemir. El coordinador de la muestra ha llamado la atención sobre un traje de novia blanco de finales de siglo, ?un ejemplar único por el color, los materiales de seda utilizados y su encaje belga?. Como puede verse en la exposición, la moda de nuestras antepasadas difiere notablemente según las clases sociales y tampoco es uniforme en todas las regiones. En el vestuario influye el clima, que determina, no sólo la facilidad de acceso a unos materiales u otros, sino también las formas y los tipos de prendas. En los lugares donde las comunicaciones eran más difíciles, se tiende al conservadurismo. La economía de la zona y los oficios también son factores a tener en cuenta.

 
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