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¿A quién beneficia?

Nuria Garcés

Eso es lo que uno se pregunta cuando ve las manifestaciones de protesta que realizan los vecinos del Polígono 14. Si se habla con ellos, con los propietarios de muchas viviendas que ven cómo los planes del ayuntamiento de Huesca se las echan abajo, se percibe que no hay en absoluto acuerdo, ni ganas de cambiar. Que viven bien, que se sienten satisfechos con su forma de vida, que, en algún caso, querrían modificar o arreglar sus casas, pero que no sueñan con un polígono totalmente reformado. Porque, para ello, tendrían que dejar sus viviendas, irse fuera durante un tiempo, quién sabe si corto o largo, embarcarse en unos trámites y en unos gastos que ni contemplaban, ni habían previsto, ni les apetece, vaya.

Si uno habla con el concejal de urbanismo, Jesús Pérez Navasa, no todo parece tan terrible. Las ventajas de esta operación son muchas, se gana en edificabilidad, al aumentar las alturas de las casas, con lo que los propietarios podrían sacar no pocos beneficios, se dignifica una zona que está muy degradada y desordenada, urbanísticamente hablando, y además, asegura que hay interés por parte de las constructoras por entrar a trabajar en esta zona (algo que, por cierto, no se creen mucho los vecinos).

Éstos, los vecinos, se preguntan por qué, de pronto, se ha puesto la vista en este polígono. Con la de cosas que hay que hacer en Huesca, con los convenios urbanísticos que se han firmado, con lo tranquilos que ellos estaban sin molestar a nadie, sin manifestarse sobre si estaban contentos o no con sus casas y sus calles, va el ayuntamiento y los pone en su punto de mira. Y no lo entienden. No entienden tampoco que se haya dicho a la oposición, para que votasen a favor del plan, que estaban a favor del mismo, porque no era cierto. No entienden por qué se está confundiendo y dividiendo a los afectados, por qué les han revolucionado sus tranquilas vidas.

Quizá, al resto de oscenses, que no habitamos en el Polígono 14, este problema nos pueda pasar de refilón. Pero, pensemos en cómo nos sentiríamos si, de pronto, el ayuntamiento nos anunciase que hay que derribar nuestra casa, la casa en la que vivimos y tenemos todo, y otras muchas como ella, para dignificar la zona. Como dicen los miembros de la Asociación de propietarios, el urbanismo no es sólo el dibujo de viales, espacios verdes, construcciones o equipamientos. Es también la integración de sus habitantes en ese marco, lo que no puede lograrse sin la salvaguarda de sus derechos personales, económicos, sociales o culturales. No digo que los planes del ayuntamiento sean descabellados, pero, qué quieren que les diga, entiendo perfectamente cómo se sienten los vecinos.

 
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