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Los euros se vuelven negros

Los céntimos de euro envejecen rápido. Además de oscurecer de forma acelerada con el simple uso, en contacto con el agua se oxidan y quedan cubiertos de polvillo verdoso. Pero nada de eso les resta valor

En todo caso, las monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro, hechas de acero recubierto por cobre, se oscurecen con el mero roce y las de 10, 20 y 50 céntimos--en cuya composición denominada oro nórdico predomina el cobre--, se oxidan en contacto con la humedad o la sal, al igual que las de 1 y 2 euros, aunque éstas en menor medida. "La peseta se volvía verde con la sal y el agua pero le costaba mucho tiempo, no como estas monedas de ahora que a los dos meses ya se han vuelto negras?, afirma Susana, dependienta de un pescadería en Huesca.

Después vienen los pequeños problemas con los clientes que se quedan sorprendidos del color de las monedas y no tardan en sacar las suyas de los monederos para comparar. Pero simplemente habrá que acostumbrarse. Hay que recordar que para diseñar las nuevas monedas se tuvieron que poner de acuerdo y hubo que contentar a 12 países con costumbres distintas. En este proceso, los españoles perdimos las monedas con valor facial 25 (cinco duros), entre otras concesiones. Tanto la oxidación como el oscurecimiento dificultan la identificación del valor facial en especial para las personas de edad avanzada o para aquellas con disfunciones visuales. Además, su relieve se rebaja con más rapidez que con las pesetas, según los expertos.

CONDENADAS A EXTINGUIRSE

Las monedas de uno y dos céntimos de euro han nacido con escasas posibilidades de subsistencia. Sólo el compromiso de los comerciantes españoles de mantener los precios pese a la entrada en circulación de la moneda única ha permitido a la nueva calderilla proliferar en los bolsillos de los consumidores. La conversión exacta de pesetas a euros y la falta de billetes de cinco fomentan su uso.

En una cuenta que asciende a 1,82 euros (303 pesetas) el tendero recibe como pago un billete de 10 euros, con lo que el cambio debe ser una moneda de un céntimo; otra de dos céntimos; de cinco céntimos; de 10 céntimos; de un euro; de dos euros; y un billete de cinco.

En un país como Finlandia, donde los precios de los productos de consumo cotidiano son bastante mayores que los de España, ya se decidió en octubre del 2001 que con la adopción de la nueva moneda los precios se redondearían a múltiplos de cinco para pagos en metálico. Aunque las monedas siguen siendo de curso legal, en la práctica no se utilizan. Algo parecido puede llegar a pasar en el resto de países de la Unión Europea.

Redondeo

Una de las razones que ha provocado el uso excesivo de monedas es la falta de billetes de cinco euros. Aunque esa situación se está corrigiendo poco a poco, la escasez de billetes pequeños ha provocado más pagos con monedas.

Los comerciantes también se quejan de la falta de billetes intermedios entre el de 20 euros y el de 50. En este sentido, defienden la conveniencia de un billete de 15 euros para facilitar los pagos.

 
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