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Cartas al director: El PAR y el agua

Miguel Angel Usón, Presidente intercomarcal del PAR del Alto Aragón

La configuración de Aragón a lo largo de los siglos ha supuesto que nuestra tierra y quienes en ella vivimos y queremos seguir viviendo, mantengamos el agua como una de las realidades que mayores expectativas genera. Esta afirmación se vincula estrechamente con las aspiraciones de desarrollo y bienestar que desde hace tanto tiempo deseamos concretar los aragoneses. Con ese objetivo, el aprovechamiento hoy y mañana de los recursos disponibles -y entre ellos, el agua sobresale- se revela como una de las posibilidades pendientes que es imprescindible realizar.

Por ello, todas las cuestiones respecto a la política hidráulica provocan en Aragón, desde muchas generaciones atrás, debates de intensidad inusitada. Aportar racionalidad, cuando se entrecruzan sentimientos y esperanzas heredadas, junto con intereses hacia diversos fines, no resulta tarea sencilla.

Sin embargo, en la trascendental época que atravesamos, los aragoneses estamos obligados a unirnos en el ejercicio de ese rigor y sosiego junto con una determinación firme, para la acción de defensa de nuestras opciones actuales y futuras de prosperidad, en defensa de nuestro porvenir como pueblo. Porque un Gobierno, sustentado por la mayoría absoluta de un partido que alcanzó esa posición sin haber mostrado anteriormente sus propósitos, pretende detraer en parte ese recurso esencial de nuestra tierra.

En consecuencia, el primer destino de nuestra actividad es impedir el trasvase y ésa es la decisión que casi todos compartimos, excepto el PP. Naturalmente que somos solidarios con aquellos territorios que también ansían agua. Pero está demostrado que existen alternativas factibles a un proyecto que prevé llevar cientos de hectómetros cúbicos, millones de litros, a mil kilómetros de distancia para impulsar una sobreexplotación agresiva, cuando en las mismas márgenes de nuestros ríos, amplias zonas de Aragón necesitan también ese agua. Y en especial, la necesitarán en el futuro, ya que nadie es capaz de señalar hoy cuántas iniciativas de desarrollo querremos poner en marcha nosotros o nuestros hijos. No sobra ni sobrará agua, en todo caso faltan inversiones. Por eso, ?Aragón, agua y futuro, trasvase no?.

Frente a la rotundidad de este mensaje, que reunió a medio millón de aragoneses en la histórica cita del pasado 8 de octubre, posteriormente, por el contrario, se ha producido una confusión muy perjudicial para que esa voluntad mayoritaria se cumpla. El propio Gobierno central quiso aprovecharla en una publicidad a toda página, rayana en el insulto, y pagada con nuestros impuestos, en la que titulaba ?¿Por qué no hay un acuerdo general por los intereses de Aragón en materia de aguas??, y similares provocaciones se están planteando contra el PAR desde el otro extremo. La coincidencia no es del todo casual ya que ambas tácticas, significativamente del PP y de la CHA, se complementan: unos no quieren hacer y otros no quieren que se haga.

Lo cierto es que las movilizaciones en Madrid y Bruselas fueron convocadas entre otros fines, para detener el trasvase, pero bajo unos manifiestos que exponían muy diversos aspectos. Por aquel fin, participamos en los actos con una presencia destacada, pero en ningún caso el Partido Aragonés y otras organizaciones podían aparecer al pie de esas proclamas finales que rechazan totalmente unas obras de regulación que entendemos irrenunciables.

La razón es muy clara: el PAR reafirma, desde su misma creación hace casi 24 años, que Aragón debe y exige utilizar el agua para su progreso y para lograrlo son necesarias las obras hidráulicas correspondientes, al igual que tantas inversiones y participación (ejemplo: en el ámbito hidroeléctrico) como sean precisas para que ese mismo progreso beneficie a todas las comarcas de nuestra comunidad y en particular a las que tienen que acoger los embalses. Para ello, las Cortes de Aragón aprobaron en 1992 por unanimidad el Pacto del Agua, que incluye esas previsiones de obras, inversión y otras. Por eso, como entonces, seguimos suscribiendo el Pacto del Agua poniendo el acento en los criterios y acciones dirigidos al ahorro de agua y la verdadera restitución territorial.

Entre todos, debemos lograr que en Aragón, gracias el aprovechamiento del agua para el que son imprescindibles los embalses, se abran nuevas oportunidades personales y colectivas para todos. Reclamamos estas obras para el regadío, para la industria, para el abastecimiento, para el turismo y el ocio, para tantas perspectivas como consigamos crear hacia el futuro. Exigimos que, al mismo tiempo y aún antes, esas perspectivas sean reales para quienes puedan verse afectados negativamente en un principio.

Esta sólida posición del PAR, además, refuerza los argumentos contra el trasvase del Ebro: nos negamos a ese proyecto porque el agua va a ser usada aquí donde está. Agua sí, para este Plan de Regadíos y los siguientes. Para este Pacto del Agua y los siguientes. Esa es la diferencia con los grupos del no.

Esta postura -tan legítima como otras- nos ha llevado a no firmar los manifiestos de Madrid y Bruselas, pero a la vez, respalda con mayor seguridad todavía nuestra rotunda oposición al trasvase, por la que hemos acudido a Zaragoza, Madrid y Bruselas. Y en adelante, el PAR llevará a cabo todas las acciones y medidas democráticas dirigidas a impedir la ejecución del trasvase del Ebro, en colaboración con las entidades y partidos que comparten este mismo objetivo, y a fomentar el aprovechamiento del agua en Aragón. Esta es nuestra decisión prioritaria.

 
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