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"Cuando llego y me jalean ¡Victorino!, me llega al alma"

Los danzantes son el buque insignia de las fiestas de San Lorenzo. Vitorino Solanes, el Mayoral, ha explicado a Radio Huesca Digital como se viven los últimos momentos de un danzante antes del día 10 de Agosto. El nerviosismo y la emoción, que después de tantos años Vitorino aún siente, están patentes en todos los danzantes que continúan la saga de sus antepasado con orgullo y alegría.

-¿Como viven los danzantes estos últimos momentos?

Los danzantes llegamos con una ilusión loca al día de San Lorenzo. Esperamos con ansias porque los danzantes lo llevamos dentro. Yo llevo 40 años de danzante y 30 de Mayoral. He bailado muchos años y ahora estoy pendiente de la agrupación entera. Hay que estar pendiente de que la agrupación lleve el ritmo, de que a nadie se le suele nada, en fin, de que todo vaya bien.

-¿Cuál es el trabajo del Mayoral?

Yo estoy tan compenetrado con Sanperiz, el director de la banda, que solamente con mover la mano ya sabe lo que quiero decir. Si le abro la mano es que aumente el ritmo, si le levanto el bastón es cortar la banda automáticamente nos compenetramos totalmente. La música es lo que guía a los danzantes por eso yo tengo que ver si alguien se ha hecho mal, o si hay alguna baja para que aminore el ritmo.

-¿Cómo recuerda su primer San Lorenzo como danzante?

La primera vez que me vistieron de danzante mi madre se pensaba que era un general. Mi madre era una loca de los danzantes. La primera vez que sales lo haces con una ilusión loca y ahora pues mucho más.

-¿Qué le parece que en los últimos tiempos se haya cogido la costumbre de ir a coger sitio a las 3 y las 4 de la madrugada para ver a los danzantes en primera fila el día 10?

Es una ilusión de la juventud que yo admiro. Es tradición bailar en el suelo. Querían que bailáramos en tablado para que así se nos viese mejor, pero no es la misma ilusión con la que se baila en el suelo, en la plaza. Es muy grande ver a tanta gente esperando. Cuando llego por el callejón de San Lorenzo que todo el mundo empieza a gritar ¡Vitorino, Vitorino! Te animan muchísimo. A mi eso me llega al alma y me emociono muchísimo.

¿Cómo se va a vivir este año sin Pedro Lafuente en la Botería?

Lo siento muchísimo por él. Cuando hicieron la iglesia de San Lorenzo la visitamos juntos. Y los dos encontramos falta a lo mismo, a los tapices de derecha a izquierda del Altar Mayor y Pedro se ha ido sin verlos aunque yo puede ser que también me vaya sin verlos. El año pasado fue muy acertado darle la Parrilla porque se la tenía muy merecida.

-¿A qué se debe que la juventud sea mayoría entre los danzantes?

Toda la vida ha habido danzantes mayores pero el problema es que se cansa mucho y pronto. Por ejemplo Lorenzo Ara se ha retirado y me decía que estaba reventado. Es largo el recorrido desde San Lorenzo a la Catedral y como te jalea la gente tú te animas más y saltas más, pero al final esto se nota.

¿Qué le parece el centro Raíces?

El centro de Raíces está muy bien. El Alcalde se ha interesado mucho y lo ha hecho muy bien. Han intervenido todos los fotógrafos de Huesca con fotos preciosas. Los danzantes hemos colaborado también con fotos de nuestros antepasados que alegran mucho a la gente como yo que al ver a esos danzantes con los que yo bailé hace tiempo, pues me hace mucha ilusión.

-Dicen que es más fácil ser alcalde de Huesca que danzante y que por ello hay malas relaciones ¿Es cierto?

Antes el mayoral ponía a quien quería. Pero ahora se hace por herencia, que pasa de padres a hijos y a nietos. Siempre hay alguna oveja negra, de treinta puede ser que haya uno pero vamos que no hay roces ni tiranteces entre ellos.

-¿Cuáles son las instrucciones que les da a los danzantes en el último momento?

Formar bien formaos. Eso es lo único que les digo. Pero no hace falta que les diga nada porque en cuanto oyen la música ya se ponen en marcha y a botar y a seguir el ritmo. Ellos no necesitan que yo les diga nada porque ya se animan solos.

-¿Después de tantos años aún se sigue emocionando?

Al oír los primeros compases me emociono mucho y también cuando entramos a la basílica y todo el mundo te aplaude y te hace llorar de emoción.

 
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