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De la crisis industrial

Arancha García-Carpintereo Broto (Responsable Provincial de CC. OO.)

Este año, al que todavía le quedan muchos meses, está resultando francamente preocupante en nuestra provincia. Empresas que se han ido manteniendo, a veces en la cuerda floja, y otras sin problemas están desapareciendo del tejido industrial altoaragonés.

Grandes titulares en la prensa, alarmando de la situación, son el reflejo de la provincia cuyo futuro se vislumbra difícil. Detrás de un cierre, otro, y decenas de vidas que cambian, porque aunque en un futuro cercano la incidencia no sea tan traumática (las indemnizaciones y el derecho al desempleo palian los efectos), en un recorrido mayor nos encontramos ante situaciones individuales y colectivas de difícil asunción.

Personas, cuya vida laboral ha discurrido en un mismo escenario, dejan la estabilidad en su empleo para enfrentarse a un mundo laboral competitivo, desigual, donde una parte, la del capital, mantiene la mayor fuerza frente a la parte trabajadora, indefensa y sometida, gracias a una legislación que ha perdido el equilibrio en los últimos años.

Trabajadoras y trabajadores de una edad madura, cuya experiencia, incluida en su currículo, de poco o nada les sirve, deben enfrentarse al acceso a nuevos puestos de trabajo, con una carta de presentación: ceder en derechos, una ?buena disponibilidad? que los empresarios exigen como punto de partida. Ya no se valora la valía de quien trabaja, se estila la sumisión de quién se contrata.

Una realidad desoladora fruto de una pérdida continuidad de los derechos laborales, gracias a las últimas políticas capitalistas, que han hecho retroceder en los logros sociales conquistados por las luchas obreras. Y todo ello envuelto en un supuesto ?estado de bienestar?, una gran mentira que plantea que todas las personas tienen acceso a la sanidad, a la educación, a la vivienda, a un trabajo digno... en igualdad de condiciones.

En el ámbito laboral no existe justicia social. La parte empresarial es la que decide, sin ningún problema, el mantenimiento o no de los puestos de trabajo. El despido es libre, sólo que cuesta más o menos dinero. Es necesario plantear una nueva línea política, dirigida a paliar la gran desigualdad existente. No es posible que una multinacional se instale, con los máximos beneficios institucionales, para desaparecer de un día para otro, sin ningún tipo de rubor, habiéndose enriquecido y aprovechado.

Y hoy, en Huesca, es necesario que los políticos y las políticas se dirijan a resolver un gran problema: la falta de industria seria y responsable. Quizá ha llegado el momento de plantearse que ya está bien de ?cortar tanta cinta?. Si queremos que en el Alto Aragón se mantenga y exista asentamiento de población y futuro para las personas jóvenes, debemos conseguir una forma de vida, empleos estables y dignos que generen un movimiento económico en la zona. No genera futuro una provincia de servicios. Es necesario que los esfuerzos políticos se sumen, consiguiendo revitalizar la industria oscense.

 
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