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Los voluntarios del Ropero recuerdan que el alcalde prometió un nuevo local para sustituir al actual, en pésimo estado.

La situación en la que están trabajando los voluntarios de las Conferencias es casi tercermundista. El techo del ropero municipal se cae. Y es literal. Un gran trozo del techo de escayola del primer piso del local con el que cuentan, ubicado en la calle Padre Huesca, 72, se cayó hace ya unos meses.

Cada vez que suben a buscar o a dejar ropa, hay miedo de que siga cayendo lo poco que queda. A principios de año, tras denunciar esta situación al ayuntamiento, las Brigadas Municipales acudieron a inspeccionar el local. No han vuelto. A ello hay que sumar el frío que hace, ahora que llega el invierno, en un local sin calefacción, y donde sólo se pueden poner dos estufas. Cuando se enchufa la tercera, se quedan sin luz.

Los voluntaros de las Conferencias de San Vicente de Paúl no olvidan que, con motivo de la celebración en Huesca del Pleno y la Asamblea Nacional de esta ONG, hace más de un año, el alcalde de Huesca les aseguró que en el segundo semestre de este año, contarían con un nuevo ropero, sin embargo hasta ahora, nada se ha sabido. Y eso, a pesar de que llevan desde el pasado mes de febrero, solicitando mantener con él una entrevista, sin resultados hasta el momento.

En estas semanas de otoño, medios ya de lleno en los fríos, la actividad en el ropero municipal, gestionado por las Conferencias de San Vicente de Paúl, es intensa. Decenas de personas acuden a buscar ropa y otros muchos objetos o utensilios, que no pueden costearse.

De forma continua, las personas más necesitadas, entre las que cada vez se encuentran más inmigrantes, piden en el ropero algo de ropa de abrigo para adultos y para niños. Pero no sólo ropa. El ropero también está dando cunas, coches de capota, cuberterías, baterías de cocina, colchones, sábanas, mantas, colchas o cortinas. Todos los útiles indispensables para montar de la forma más digna posible una casa, por parte de todos aquellos que llegan a nuestro país sin absolutamente nada. Este año, al ropero ha llegado un importante contingente de ropa, principalmente mantas, ropa de cama y cortinas, proveniente del cerrado Monasterio de Casbas. Ello supondrá que, este invierno, las Conferencias no tengan que comprar mantas, aunque, como siempre, sí que tendrán que adquirir mucha ropa interior, calcetines y camisetas.

Los usuarios del ropero han ido variando notablemente. Antes, el ropero atendía principalmente a gitanos. Ahora son inmigrantes llegados de todas partes: magrebíes, subsaharianos, sudamericanos y europeos del este. Familias con muchos niños. El ropero que, a la vista está, ofrece un servicio imprescindible para los más necesitados, funciona los lunes, miércoles y viernes, de 11 de la mañana a 1 de la tarde. El pasado año, se conmemoró el 150 aniversario de la presencia de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Huesca.

 
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