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Primeras visitas al cementerio oscense

La lluvia amenazaba con aguar la tradición de visitar los cementerios con motivo de las festividades de Todos los Santos y el Día de las Ánimas. Aunque la mañana ha amanecido con una persistente lluvia, finalmente el sol ha permitido a los oscenses hacer sus primeras visitas al camposanto.

A partir de este viernes, los cementerios de Huesca permanecerán abiertos de sol a sol para facilitar el acceso a los oscenses interesados en rendir tributo a sus familiares fallecidos. Aunque el Día de las Ánimas es en realidad el próximo martes, 2 de noviembre, tradicionalmente los oscenses vienen aprovechando la festividad de Todos los Santos, el 1 de noviembre para visitar el cementerio. Los cementerios estarán abiertos de sol a sol los días 29, 30 y 31 de octubre y los días 1 y 2 de noviembre.

Las predicciones meteorológicas advierten de que este año la lluvia puede mezclarse con la tradición y el recuerdo típicos de estas fechas. La festividad de Todos los Santos se conmemora en todas las culturas en las que el hombre siente la necesidad de dedicar un día al recuerdo de los seres queridos que ya no están. Los ritos funerarios de antaño se van transformando poco a poco: los velatorios en casa se sustituyen por los Tanatorios y la incineración puede ir ganando terreno a la inhumación en el momento en que, en Huesca se instale un horno crematorio.

La jornada de Todos los Santos ha perdido, a lo largo de décadas, un punto de tradición que en los pueblos del Alto Aragón tenía un gran peso social. Flores y dulces siguen formando parte del proceso funerario que acaba en el campo santo. Los cementerios de Huesca acogen en estas jornadas a cientos de oscenses que han estado limpiando y decorando las tumbas.

Sin embargo, las defunciones también llevan implícito un coste que puede alcanzar los 5.000 euros. En Huesca un entierro medio, sin grandes lujos pero con todo lo imprescindible, puede llegar a los 3.000 euros. El gasto en un féretro supera los 600 euros, la cesión de un nicho por 49 años oscila entre los 600 y 1300 euros. Si la inhumación es en tierra, los precios pueden ir desde los 200 a los más de tres mil para una cripta familiar.

El habitáculo mortuorio se completa con las lápidas, las esquelas en los medios de comunicación, flores, velatorios o gestión y tramitación de un coche fúnebre. Al final, la suma puede superar los cinco mil euros.

Según un estudio de la OCU, el coste medio de un servicio funerario ronda los 2.300 euros. El estudio sitúa a Barcelona como la ciudad donde es más caro morirse y Zaragoza y Málaga las más baratas, al tiempo que denuncia la "falta de información y transparencia" de las empresas funerarias.

 
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