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Los Glaciares pirenaicos en peligro de extinción

La cordillera pirenaica es la única, que en la Península Ibérica, posee glaciares en la actualidad. Éstos son herencia de la llamada ?Pequeña Edad del Hielo? , una etapa que afectó a todo el planeta, en fases de mayor o menor intensidad y no necesariamente de manera coetánea, desde mediados del siglo XIII hasta mediados del XIX.

Esta etapa, motivó un ligero empeoramiento climático, descendiendo las temperaturas medias anuales entre 0,5 y 1ºC, también produjo alteraciones en el régimen de las precipitaciones.

En el Pirineo Aragonés, hoy en día podemos encontrar glaciares en el Macizo Balaitus, Macizo Infiernos-Punta Zarra, Macizo Vignemale, Tallón-Monte Perdido, Macizo La Munia, Macizo Posets, Macizo Perdiguero y Macizo Maladeta; aunque con una gran pérdida de la masa helada de todos ellos en la última centuria.

Estos glaciares pirenaicos, se declararon Monumento Natural por las Cortes de Aragón en 1990, protegiéndolos así de cualquier acción que pudiera provocar su destrucción o deterioro.

Un reciente informe de la asociación ecológica Greenpeace, nos mostraba el peligro en el que actualmente se encuentran los glaciares pirenaicos, que podrían llegar a desaparecer totalmente en unos 50 años, fruto del efecto invernadero, debido a la acumulación de gases que producen este efecto en la atmósfera que provocan la intensificación del cambio climático con unas consecuencias impredecibles.

El cambio climático, supone un aumento global de las temperaturas previsto entre 1,4 y 5,8 ºC, con unos impactos a escala global y regional de las temperaturas, las precipitaciones y de otras variables climáticas que podrían dar origen a un aumento del nivel medio del mar, de las temperaturas máximas, crecidas, inundaciones y sequías así como el posible aumento de la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos externos.

Una de las principales conclusiones del estudio, es que la superficie de los glaciares del Pirineo, en su vertiente española, ha disminuido drásticamente. A finales del siglo XIX, concretamente en 1894 había 1.779 hectáreas de glaciar, en el año 2000, se habían reducido a 290, lo que supone la pérdida del 85% de esta superficie en el último siglo, y de especial relevancia en los últimos 20 años.

Los ecologistas advierten en su estudio que el estado de los glaciares es muy preocupante, en las dos últimas décadas, el volumen de su masa ha disminuido aproximadamente un 52%. Pero sobre todo en los últimos 10 años del Siglo XX, el proceso de deshielo y deterioro de estas grandes masas.

Si siguiera este ritmo de deterioro en breve podríamos ser testigos de la desaparición total de los glaciares españoles.

Esta pérdida de la superficie glaciar, ha ocasionado un cambio en su tipología y su desaparición. En el año 1980, había 27 glaciares y nueve heleros, lo que suma 36 aparatos. La escisión de estos cuerpos de hielo producida por su retroceso ha resultado sólo en 10 glaciares y nueve heleros de los cuales, cuatro son heleros, tres son rocosos y dos son elementos residuales.

Por localización, según el informe del grupo ecologista, este es el estado de los glaciares:

En el Valle de Tena y Valle del Ara, en el área del Balaitus y Punta Zarra, sólo quedan algunas láminas residuales y escamas de hielo. En el Macizo del Infierno, se repite el aspecto adelgazado. El Vignemale, está próximo a su extinción y el Taillón, ya extincto, dónde sólo queda una lámina cóncava y deteriorada.

En el Valle del Cinca, Soum de Ramond extinto, la cara norte de Monte Perdido muestra su adelgazamiento, el de Cilindro-Marboré se ha convertido en dos heleros y el de Robiñera puede considerarse extinto.

En el macizo de la Maladeta, las tendencias en el año 2000 estaban muy marcadas: pasos a láminas de hielo en los aparatos más reducidos e inclinación hacia el adelgazamiento y otras muestras negativas incluso en los glaciares mayores.

Valles del Ésera y Ribagorza, se observan pérdidas en el Macizo del Posets aunque el rocoso de Los Gemelos mantiene su aspecto. En el Macizo del Aneto, se observa un adelgazamiento generalizado. Barrancs ha perdido menos, pérdidas también en el de Tempestades y el de Cregüeña extinto.

El ejemplo más claro de desaparición de glaciares pirenaicos es el de Monte Perdido ya que ha sido uno de los más ampliamente estudiados.

Según Greenpeace, los indicadores glaciológicos y criológicos de la alta montaña pirenaica inducen a pensar que de seguir así, las condiciones actuales y recientes, o de cumplirse las predicciones, los glaciares actuales tenderán a una drástica reducción a mediados del siglo XXI, ya que en el 2050 podrían quedar solamente nueve hectáreas de glaciar y produciéndose su fusión completa en los 20 años siguientes.

 
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