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Fotografían en Francia, notablemente más mayor, al osezno de Canelle

Medio año después de la muerte de la osa Canelle, en el valle del Aspe, a manos de un cazador de Urdos, nadie había visto a su hijo. Recientemente se encontraron huellas del pequeño animal, que despejaron las dudas sobre si vivía o había muerto, y demostraban que, pese a su joven edad, había sabido afrontar el invierno. Ahora, un dentista y naturalista bearnés, ha podido fotografíar al osezno.

Fue el pasado 21 de junio, a media noche, en el macizo de Sesques, que se extiende entre Aspe y Ossau. Se trata de una fotografía en la que se ve a la joven bestia, que ha crecido y ha ganado peso.

Para ello, Xavier Piro utilizó una caja especial, que había frabricado él mismo, utilizando un detector infrarrojo de calor, y que había dispuesto en la zona de Bearn, en los lugares por donde pasan los osos. El dentista fue encontrando pistas, desde hace ya mucho tiempo, haciendo simplemente pruebas de observación y aplicando el sentido común, ya que los osos, que se guian por la noche con los sentidos del olfato y el oído, siguen a veces los mismos caminos que los hombres.

El oso, que tiene ahora un año y medio, mide, por lo que estima el fotógrafo, entre 75 y 78 centímetros de alzada, y podría pesar entre 70 y 80 kilos. Está, además, convencido de que se trata del hijo de Cannelle. Tiene el mismo color de pelo, un poco bicolor, con el extremo de las patas más negro y más marcado. Por ahora tiene casi la talla de su madre, pero parece evidente que crecerá, pues se trata de un macho. Néré, uno de los tres osos que campan en estos momentos en esta parte del mazico mide más de un metro de alzada.

La fotografía tomada hace dos semanas prueba que el osezno de Cannelle está muy vivo.

 
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