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Cartas al director: Un año sin trasvase

Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases

Julián Ezquerra Gómez

Presidente de COAGRET

Ha transcurrido ya un año desde la derogación del trasvase del Ebro y tras la aprobación por el Parlamento de la modificación del Plan Hidrológico Nacional y es indispensable que desde la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases aportemos nuestro balance de la situación.

Queremos llamar la atención sobre las reticencias a adoptar unas políticas y una gestión del agua más racionales, perseverando por el contrario en mantener los viejos modelos de gestión y de política de la oferta absolutamente fracasados, como se ha demostrado precisamente en años como éste, de fuerte sequía.

Después de todo un siglo ampliando la oferta de agua , de voraz construcción de embalses y de obras hidráulicas por un interés general que tanto supo de egoísmos particulares, se ha hecho evidente de nuevo la incapacidad para soportar una sequía (o una riada, puestos en el otro extremo) y el incremento de los problemas y de las consecuencias negativas producidas por la ausencia de entendimiento de los ciclos naturales.

En este contexto, creemos que es el momento oportuno para que el Ministerio de Medio Ambiente asuma decididamente , a través de los organismos de cuenca, las nuevas exigencias de gestión del agua impuestas no sólo por el sentido común y la racionalidad, sino también (y no podría ser de otro modo) por la Unión Europea. Pedimos que abandone de una vez las viejas propuestas de embalses sin ninguna justificación de uso en la cuenca del Ebro, entre ellos el embalse de Mularroya, cuya única justificación es que no hay ningún partido político que se oponga a su construcción. Y en este contexto, la presa del Val y la elevación de La Tranquera, son ejemplos suficientes del despilfarro del dinero público.

Solicitamos que se estudien realmente las posibles alternativas a proyectos que producen contestación social por sus graves consecuencias morales, cívicas, territoriales y humanas. Y que sea la administración hidráulica y no los perjudicados por tales obras, la que asuma los gastos de esos estudios y busque las soluciones que permitan clarificar necesidades reales y satisfacer a todas las partes. En este sentido, denunciamos los falsos acuerdos en los que aquellos que antes estaban a favor siguen a favor y los que se oponían siguen en contra, como es el caso del recrecimiento del embalse de Yesa. El supuesto acuerdo no ha resuelto el conflicto ni lo resolverá mientras no se asuma que debe satisfacer a las dos partes.

Las recientes soluciones aprobadas para antiguos conflictos creados por obras hidráulicas mal planteadas, han sido adoptadas siguiendo las alternativas aportadas por los negativamente afectados, lo que demuestra dos cosas : que la administración hidráulica no ha cumplido ni mucho menos con su obligación de estudiar y analizar alternativas, y que los afectados tenemos razones y argumentos mucho mejor fundados que quienes en el siglo veintiuno siguen amparándose en el discurso de la sed.

Pedimos además que se abandonen por insostenibles moralmente, y estamos defendiendo en campaña pública que también por su inconstitucionalidad, los proyectos con inundación de poblaciones y sus territorios vitales .Estos proyectos suponen el exilio forzado y la expulsión de sus casas y sus tierras de ciudadanos tan sujetos de derechos (y esto se suele olvidar) como los supuestos beneficiarios de las obras hidráulicas.

En este sentido, sostenemos que el Gobierno de Aragón debe ser firme en su decisión declarada públicamente de no inundar ningún pueblo de Aragón y que, por tanto, no apoye la construcción del embalse de Biscarrués. El Gobierno autónomo debería respaldar activamente y sin equívocos las alternativas óptimas que satisfagan a los demandantes de más agua sin perjuicio de terceros, comprobando previamente que esta demanda es ambiental y económicamente asumible . Ser minoría no significa estar al servicio de ninguna mayoría y, menos aún, de una mayoría obcecada.

En estos momentos, un año después de la derogación del trasvase del Ebro, la sociedad aragonesa está en la peligrosa calma de una batalla ganada en los grandes titulares, pero con muchos y graves flecos pendientes de puertas adentro: en vísperas de una manifestación en Zaragoza para exigir el pantano de Biscarrués, con las aguas del Jalón alborotadas por la sombra de Mularroya, con la falacia de la cota media de Yesa como sucedáneo de acuerdo entre colectivos, con las vaguedades del agua de calidad para Zaragoza, con los pantanos de Jánovas y Santaliestra pendientes de su desestimación oficial definitiva , con las trifulcas legales de la Presa del Val y del pantano de Lechago y con la desestimación (¡menos mal!) del pantano de Torre del Compte.

Desde la Coordinadora de Afectados por Trasvases y Grandes Presas (COAGRET) preguntamos, sencillamente, ¿cuándo los políticos van a adoptar decididamente la Nueva Cultura del Agua? y ¿hasta cuándo van a jugar con derechos y aspiraciones de los ciudadanos ?

Y es que un año después de la derogación del trasvase, sigue quedando mucho camino por andar. Nosotros no renunciamos a este viaje.

 
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