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Cartas al Directo. 27 AÑOS DE PAZ Y DE CONVIVENCIA

Antonio Torres Millera

Presidente del PP de Huesca

Libertad, igualdad, solidaridad, cohesión, unidad, desarrollo, estabilidad y bienestar. Éstos son cada uno de los principios con los que nació nuestra Constitución Española. El líder de los populares Mariano Rajoy lo expuso muy claramente en el acto en defensa de la Carta Magna del pasado sábado en Madrid donde nos congregamos decenas de miles de españoles con un único objetivo: mantener un sistema que nos ha dado los mejores momentos de nuestra historia.

El Partido Popular reivindica el espíritu de la Constitución del 78, aquella voluntad de entendimiento y aquel afán de convivencia y de paz. Como bien dijo Rajoy, la Constitución no tiene más ?dueño?, ni más ?autor?, ni más ?destinatario? que el pueblo español, al que ha proporcionado 27 años de libertad y de progreso. La Carta Magna se sostiene porque es la voluntad de los españoles y ?sobrevivirá? mientras lo determine la voluntad del pueblo español.

Es la primera vez que en España hemos hecho una Constitución entre todos. Una Constitución que no pertenece a nadie, que no sirve a ningún partido, que no la dicta ningún interés particular. Nació por consenso. Nació gracias a la generosa renuncia de todos. La renuncia a imponer cada uno sus criterios particulares a los demás. Esto parece sencillo y natural, pero es la primera vez que ocurre en España. Aquello en lo que fuimos capaces de ponernos de acuerdo, a ese terreno común, a esa casa de todos, a ese símbolo del consenso nacional, es a lo que llamamos Constitución.

Desde el Partido Popular reivindicamos el espíritu constituyente y lamentamos que por primera vez desde 1978 en España se esté rompiendo el consenso. Cuando se pacta la exclusión de media España y se pretende construir el futuro sin ella, cuando se perciben voces que nos trasladan a un pasado que nos divide y cuando florecen los nostálgicos de la confrontación y del todo o nada, sobran motivos para temer que puedan caer por tierra los mejores logros de nuestro patrimonio constitucional. El futuro no se construye con radicalismo, intolerancia y mal talante. España siente ?añoranza? por aquel espíritu de concordia, de sensatez y de respeto.

Uno de los frutos que nos ha aportado el texto constituyente ha sido la democracia y la monarquía, restaurada en la figura de Juan Carlos I. Es un símbolo de la nación y mantiene la jefatura del Estado por encima de las diferencias políticas y de las peleas partidistas. Fruto de la Constitución es también el modelo de Estado que distribuyó el poder por todas las regiones y permitió que se constituyeran comunidades autónomas. Pero, como bien destacó Rajoy, esto no significa que por estar censados en una comunidad autónoma, dejemos de ser todos ciudadanos, todos españoles y todos iguales ante la Constitución. Seguimos siendo españoles e iguales en Aragón, en Galicia, en Cataluña, en las Islas Canarias y en todas las Comunidades Autónomas.

De esta forma, el presidente del PP subrayó que el estado autonómica no implica que la nación se fragmente en parcelas. No hay más que una nación: la española, la que formamos todos los españoles. Y no reconocemos más que un único poder soberano cuyo propietario es el pueblo español entero. Así lo quiere la ciudadanía y así figura en la Constitución.

La Constitución ha alumbrado el periodo más largo y más brillante de convivencia, de paz, de progreso y de bienestar. En estos 27 años, España se ha encontrado consigo misma. Ha recuperado su puesto en Europa y en Iberoamérica y en todo el mundo. Ningún país serio discute su propia esencia cada dos o tres años. Si hemos cosechado respeto, confianza y cariño, no lo pongamos en riesgo.

 
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