Sociedad

San Jorge, en la historia del Altoaragón

Aragón quedó ligado a la figura de San Jorge a raíz de la tradición de la aparición del santo caballero en la batalla de Alcoraz para luchar con el ejercito cristiano en la liberación mora de la ciudad de Huesca. Con tal motivo, y cumpliendo la tradición este día se recordará de forma especial en la ciudad de Huesca cuando miles de oscenses, y aragoneses que lleguen de la jorgeada, acudan a la ermita del santo situada en la zona de Alcoraz donde se realizó la famosa batalla. Junto a la capital del Altoaragón, también serán varias las tradiciones que se vivan de forma especial en toda la provincia.

LA BATALLA DE ALCORAZ

La Batalla de Alcoraz tuvo lugar en el año 1096 en las cercanías de Huesca. El ejército aragonés asediaba la ciudad, dirigido por el rey Sancho Ramírez, desde el campamento establecido en el cerro de San Jorge. El combate queda trabado cuando llegan las tropas musulmanas desde Zaragoza y en él pierde la vida el rey Sancho Ramírez. La tradición asegura la aparición de San Jorge en la batalla, ganada por los cristianos. Huesca se rindió a continuación al rey Pedro I:

"...invocando al Rey el auxilio de Dios nuestro señor, apareció el glorioso cavallero y martir S. George, con armas blancas y resplandecientes, en un muy poderosos cavallo enjaeçado con paramentos plateados, con un cavallero en las ancas, y ambos a dos con Cruces rojas en los pechos y escudos, divisa de todos los que en aquel tiempo defendían y conquistavan la tierra Santa, que aora es la Cruz y habito de los cavalleros de Montesa.

Espantaronse los enemigos de la fe viendo aquellos dos cavalleros cruçados, el uno a pie, y el otro a cavallo: y como Dios les perseguía empeçaron de huyr quien mas podía. Por el contrario los Christianos, aunque se maravillaron viendo la nueva divisa de la Cruz: pero en ser Cruz se alegraron, y cobraron esfuerço hiriendo en los Moros: y assi los arrancaron del campo y acabaron de vencer" Tras Alcoraz, y sobre todo a partir del siglo XIII, se populariza la protección de San Jorge sobre la Corona de Aragón, dando lugar a nuevas tradiciones sobre apariciones en combates. Jaime I, cronista y rey, cuenta que en la campaña contra Valencia algunos nobles y caballeros entre aragoneses y catalanes le explicaron que cuando ellos "estuviesen en un monte que ahora se llama Santa María del Puig, y contra ellos viniese toda la morisma, en la gran batalla se que se entabló entre ellos, se apareció San Jorge con muchos caballeros del paraíso que ayudaron a vencer en la batalla en la que no murió cristiano alguno".

ARAGON Y SU PATRÓN

Aragón quedó ligado a la figura de San Jorge a raíz de la tradición de la aparición del santo caballero en la batalla de Alcoraz. Alusiva a este episodio es la divisa de la cruz de San Jorge (cruz roja sobre fondo blanco) y las cuatro cabezas de moros. La divisa, convertida en la de Aragón, será citada en las Ordinaciones de Pedro IV el Ceremonioso, rey devoto de San Jorge.

Los reyes aragoneses adoptarán además como emblema el dragón - el drac- que aparecerá en las cimeras de sus vestimentas ornamentales. San Jorge presidirá la capilla del palacio zaragozano de La Aljafería y será invocado en todas las iglesias del Reino buscando su intercesión en favor de las victorias aragonesas. También será el patrón de la expedición a Grecia.

De especial importancia fue también la fundación en Huesca de la Cofradía de San Jorge, mencionada ya en 1243. Otra cofradía dedicada a San Jorge se instituyó en Teruel en 1263 con la protección del rey Jaime I.

Las iglesias más antiguas consagradas al culto de San Jorge aparecen radicadas en tierras oscenses. Las primeras serían una en Monzón, citada en 1090, y otra la de San Jorge de las Boqueras, cerca de Huesca, de la que se tienen noticias en 1094, que debe ser la conocida como de San Jorge del Pueyo de Sancho, recuerdo constante de la batalla de Alcoraz. Otras iglesias dedicadas a lo largo del territorio aragonés se localizan por lo menos desde el siglo XVI en Alcará de Gurrea, Bastarás, Chimillas, Daroca, Alarba, Almonacid de la Cuba, Borja, Moyuela, etc

SAN JORGE Y EL DRAGÓN

La Leyenda de San Jorge, forjada en Oriente y difundida en Occidente de forma amplia a raíz de las Cruzadas, aúna la descripción del martirio del santo y el mito pagano de la victoria sobre el dragón, cristianizado a su vez por las fuentes medievales. La versión más antigua de la pasión del mártir es la de Pasícrates, tachada de extravagante por la Iglesia. Incluye sin embargo un dato de importancia: el martirio de San Jorge tuvo lugar el octavo día antes de las calendas de mayo a la hora sexta; es decir el 23 de abril al mediodía.

San Jorge habría nacido en Capadocia y habría sido instruido en la piedad cristiana por su madre, con la que marchó a Palestina, tras la muerte del padre. Por su origen noble fue nombrado tribuno militar. Rico heredero, al morir su madre, entró al servicio del emperador romano. Pero cuando ve las crueldades a que son sometidos los cristianos, reparte su riqueza y se enfrenta a las autoridades y al propio emperador.

La leyenda del dragón convirtió a San Jorge en un caballero vencedor de la tiranía. La ciudad libia de Silca estaba domeñada por un terrible dragón que se ocultaba en un gran lago. El monstruo despedía un terrible hedor que infestaba todos los alrededores. Había que alimentarlo para que no fuese a reclamar su comida a la ciudad. Llegó un momento que no hubo más alimento para el dragón que los propios habitantes de Silca, quienes debían sortearse el sacrificio.

Un día la mala suerte recayó en la hija del rey. La princesa, resignada a su destino, se disponía ya a cumplir su terrible deber, cuando apareció San Jorge. La doncella le contó la terrorífica historia y el santo caballero se enfrentó al dragón al que doblegó y entrego prisionero y moribundo a la princesa para que lo condujera a la ciudad. Cuando todos los habitantes de Silca se hubieron convertido, San Jorge mató al dragón.

Este episodio del dragón llega a Occidente desde Siria en el siglo XI por medio de los cruzados. Simbólicamente el dragón enlaza con la idea oriental, especialmente sumerial, del gran adversario, y del caos primigenio de la cosmología mesopotámica. En el texto de la Leyenda Dorada alude a la peste, a las frecuentes y mortíferas plagas medievales.

 
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