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"Slow Food" reivindica una alimentación basada en productos de primera calidad y el placer de disfrutar de la mesa

La Asociación Internacional Slow Food, con presencia en 104 países de todo el mundo, entre ellos España, está ganando adeptos y socios. Huesca cuenta con una delegación de esta entidad sin ánimo de lucro desde principios de 2006. Varias fincas ubicadas en Ballobar y Castillazuelo, así como el Monasterio de El Pueyo de Barbastro, acogieron recientemente el II Evento organizado por esta asociación oscense: un encuentro e intercambio de experiencias entre los Conviviums Slow Food de Balaguer, Zaragoza y Huesca.

Así lo explica el responsable del Slow Food Convivium de Huesca, Ismael Ferrer, que indica que la delegación oscense se creó a principios de 2006, aunque esta organización internacional se fundó en el año 1986. Ferrer manifiesta que se encuentran muy contentos porque esta entidad está ganando socios y adeptos. Según Ismael Ferrer, “la gente se está animando” porque se dan cuenta de que la filosofía que defendemos es necesaria, y que valorar el patrimonio de cada uno y dignificar los productos de las distintas zonas es una tarea que compete a todos, apuntaba Ferrer.

Slow Food cuenta con cerca de 90.000 socios en los cinco continentes, y sigue creciendo. Recientemente, apunta Ferrer, se han conformado cinco nuevas delegaciones en España, donde hoy en día existen 500 socios, y la asociación funciona bien. El responsable del Convivium de Huesca señala, por otra parte, que los principios de esta entidad son, por encima de todo, la excelencia de los buenos productos, la salubridad y una adecuada alimentación, y que se trabaja en tres áreas: biodiversidad, educación del gusto y relación entre productores y consumidores.

Ismael Ferrer comenta, asimismo, que es momento de que la gente reflexione a cerca de cuestiones como que el alimento es parte nuestra, nuestra responsabilidad, y, por tanto debe defenderse como tal. Ferrer subraya la importancia de comer despacio, y de disfrutar en la mesa con productos de primera calidad, como hace años: comer no es sólo alimentarse, sino que, además, dignifica.

Slow Food surgiócomo respuesta a la invasión homogeneizadora de los productos que conforman la denominada comida “fast food”. Sus 750 “convivia” son el punto de referencia de este movimiento asociativo sobre el terreno, organizando iniciativas para los miembros. Esta entidad exalta la diferencia de sabores, la producción alimentaria artesanal, pequeña agricultura, técnicas de pesca y de ganadería sostenibles, entre otros. En breve, la asociación dispondrá de una página web propia, con información de las distintas delegaciones existentes en España.

 
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