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Los opositores franceses critican la suelta del quinto oso, mientras las cifras parecen positivas

Con la liberación del quinto oso esloveno, en la madrugada del pasado martes, el Gobierno francés ha acabado, con la mayor discreción, un plan muy contestado de reintroducción de plantígrados en el macizo pirenaico. Sarousse había sido capturada el pasado domingo por la tarde, en el macizo de Masoun, en Eslovenia, y fue liberada el martes, hacia la una de la madrugada, en la misma zona dando había sido soltados la hembra Hvala y el macho Balou. Esta actuación ha provocado inmediatamente vivas reaciones de los opositores a la reintroducción del oso en los Pirineos centrales.

Según informa el diario francés Sud Ouest, el secreatrio general de la Federación regional de sindicatos de explotaciones agrícolas Midi-Pyrénées, Bernard Moules, afirma que el balance de la reintroducción es catastrófico. Otras fuentes apuntan que la realidad no es tan negra. Más de dos meses después de su llegada, Palouma, Franska y Hvala, las tres hembras, y Balou, el macho, no han causado más daños que los plantígrados que ya habitaban en los Pirienos. Palouma y Hvala se aislaron en zonas tradicionalmente favorables a los osos, entre el valle de Arán y el extremo sur de Alta Garona. Por su parte, Franska se trasladó a unos 80 kilómetros de distancia hacia el Béarn. El macho, Balou se perdió, dirigiéndose hacia el noreste, hasta Vernet, a pocos kilómetros de Toulouse, antes de volver a marchar hacia la zona de Ariège.

Técnicos de la Oficina nacional de caza y de la fauna salvaje lo capturaron al norte de Saint-Girons, y le equiparon con un collar emisor más desarrollado, después de haber estado "perdido" varios días. Lo soltaron un poco más al sur, en Bagnères-de-Luchon. Después, el animal también se instaló a orillas del valle de Arán. Todos estos movimientos de los osos, para hacerse con un nuevo territorio se efectuaron sin que haya habido pánico entre los rebaños de ganado ovino que se encontraban en estas zonas. Tan sólo ha sido necesario contar con perros de protección de estos rebaños.

Ésa parece ser la solución. Desde que en 1996 se realizaron las primeras reintroducciones, con los osos Mellba, Ziva y Pyrhos, se cuenta en las zonas sensibles con 174 perros pastores con resultados excelentes. Estos grandes perros, que se habían dejado de utilizar con la desaparición de los grandes depredadores, han vuelto a ser importantes ayudas de los pastores. Su comportamiento es instintivo, ya que han vuelto a nacer en el interior de los rebaños. Ladran para alejar a los instrusos y avisar al pastor, y atacan si es necesario. Por ejemplo, Palouma ha sido alejada tres veces por una perra que estaba por primera vez en una zona de pasto del ganado en Canejan (España).

Además, los resultados de un estudio realizado con 37 ganaderos no pueden ser más positivos. Antes de contar con estos perros guardianes, los pastores perdían cada año 175 animales en las explotaciones y 157 en los pasos. Los perros vagabundos eran los principales responsables de estas pérdidas, a las que había que añadir los robos. Sólo 10 muertes eran atribuidas a los osos. Desde que se cuenta con esos perros, se ha pasado a 16 pérdidas en las explotaciones y 116 en los pastos, de las que 5 eran debidas a los osos.

La llegada de nuevos osos a los Pirineos centrales y los cuidados a los que ya vivían allí ha permitido que se revalorice el oficio de pastor, así como que se mejore su estatus y sus condiciones de trabajo. Hoy en día, todos están declarados, cobran salarios decentes, tienen cobertura social y pueden coger, incluso, vacaciones. Todo esto gracias a las ayudas por los osos, de las que se benefician los propietarios ganaderos y las cooperativas de pastores.

El diario francés La Dépêche du Midi ofrece, por contra, otras cifras. Dicen que el pesimismo se ceba entre los ganaderos del alto valle del Garona. Entre las localidades de Fos y Melles, 54 animales habrían sido matados por Hvala. Las cooperativas de pastores han pedido una entrevista al subprefecto de Saint-Gaudens para solicitar que se inicie un procedimiento para asustar y alejar al animal, de forma previa a la recaptura del animal. En el sector de Uls, a 2000 metros de altura, donde pasan el verano en la montaña 1300 ovejas vigiladas por un pastor asalariado, 15 de ellas fueron matadas o heridas la semana pasada.

 
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