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Cartas al director: “Obcecados con Yesa”

José Manuel Nicolau Ibarra

Como habían pronosticado algunos informes de la universidad de Zaragoza, la ladera izquierda del embalse se ha deslizado en cuanto ha sido tocada por las obras del recrecimiento. Una importante masa de tierra se ha movido al no aguantar el peso de un vertedero. El efecto que podría provocar la caída de la ladera al agua sería catastrófico al generar una ola que desbordaría la presa por encima amenazando a los 5.000 habitantes de Sanguesa. El ingeniero responsable de la construcción de la actual presa –D. René Petit- también tenía sus dudas y temores sobre la estabilidad en el flanco izquierdo de la presa.

El proyecto de recrecimiento se presentó hace 21 años y ¡aún está por definir! Se está trabajando sobre un proyecto, pero se tramita la aprobación de otro a menor cota. Y hay dos tribunales pendientes de dictar sentencias. Sin duda el de la seguridad es el mayor inconveniente. ¿Qué político puede atreverse a ordenar seguir con la construcción de la presa sobre una ladera que se mueve? El segundo gran inconveniente es que se volvería a castigar a un territorio que ya vivió un gran deterioro socioeconómico y mucho sufrimiento humano con el actual embalse, del que todavía no se ha recuperado. El impacto social y territorial de otra inundación adicional es inaceptable. Las pérdidas del patrimonio asociado al Camino de Santiago y a los ecosistemas naturales son también considerables. Hay otro aspecto, sin embargo, altamente incomprensible para lo que yo considero el sentido común. Se trata de la negativa de las administraciones y de los regantes a aceptar la propuesta de 2004 de los montañeses y de la FNCA de tomar del río el agua que demandan pero almacenándola en su territorio. Se trataba de una propuesta por debajo de las exigencias de la Directiva Marco y de la Nueva Cultura del Agua, en aras de llegar a un acuerdo. ¿Por qué además del agua del río Aragón se exige también el territorio pirenaico para almacenarla? Se dice que hay intereses en el salto hidroeléctrico. También que así sería más viable la venta del agua a los levantinos como anunció Luis Ciudad máximo responsable de Bardenas. Puede ser. Pero sin duda creo que hay una dosis de orgullo mal entendido. Algo así como: “Estos montañeses, académicos y ecologistas no se salen con la suya. Se tienen que tragar un pantano, grande o pequeño”. De otra manera no se entiende la obcecación por seguir adelante con una presa con problemas de seguridad probados, con una tramitación cuestionada por los fiscales y enredada en la vía judicial y que se aleja de los principios de “Recuperación de Costes” y del “Buen Estado Ecológico de los Ríos” que exige la Directiva Marco del Agua.

Que la sensatez ilumine a los responsables públicos para atender el desarrollo y bienestar de las Cinco Villas sin cometer el despropósito de poner en riesgo vidas humanas, la injusticia de pedir más sacrificios a los que aún no se han recuperado del anterior y alejarse de la Directiva Europea del Agua.

 
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