Sociedad

Tráfico instala nuevos radares fijos en las carreteras de la provincia

Dentro del Plan de Instalación de radares fijos para la lucha contra los accidentes de tráfico que puso en marcha hace dos años la Dirección General de Tráfico, se van a instalar en las carreteras de la provincia de Huesca tres nuevos radades que quedarán ubicados en la A-23 en la autovía Huesca- Zaragoza en el punto kilométrico 566; en la N-123 en las proximidades de Barbastro y en la N-330 en la variante de Sabiñánigo.

En toda España se van a colocar un total de 175 puntos de control de las carreteras. Con estos radares son ya 317 los instalados en la red de carreteras, que se completarán a lo largo del próximo año hasta superar la cantidad de 500 radares fijos contemplados en el Plan, en tramos de carreteras considerados peligrosos. Estos radares se añadirán a los 300 móviles de que dispondrá en 2008 la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, con lo que se dispondrá de un total de más de 800 radares para el control de la velocidad en carretera.

Estos 175 puntos de control de velocidad con instalación y señalización fija estarán cubiertos por 68 radares de forma rotatoria.

La ubicación de los puntos de control de velocidad han sido establecidos a propuesta de la Comisión Provincial de Seguridad Vial de cada provincia que está presidida por el Subdelegado del Gobierno y compuesta por el Jefe Provincial de Tráfico, el Jefe de la Agrupación de la Guardia Civil y de los titulares de las carreteras.

En el 2005 el criterio fue de 4 por cada una de las 42 provincias. En el 2006 el criterio ha sido que con los del 2005 se asegurara 4 por provincia y los 130 restantes según la media ponderada de la accidentalidad por provincia. Su instalación se produce en puntos negros o tramos de concentración de accidentes en los que la velocidad excesiva aparece como factor desencadenante o tramos singularmente conflictivos, como intersecciones de carreteras, túneles o con alta densidad de circulación especialmente de vehículos pesados y también en carreteras secundarias, en los tramos conflictivos en que no es posible realizar controles por la Guardia Civil con los radares móviles.

En la provincia de Huesca se ha constatado un descenso de la accidentalidad en las zonas donde están ubicados los radares fijos, especialmente en la N-240 en el tramo entre Huesca y Lérida.

 
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