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El 10% de la población infantil aragonesa tiene asma

El asma es una enfermedad frecuente que afecta alrededor del 7% de la población aragonesa, porcentaje que asciende a más del 10% en la edad infantil. En el Servicio de Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, referente en esta especialidad, se atienden cerca de mil pacientes nuevos cada año y más de ocho mil siguen controles periódicos por esta enfermedad en dicho centro.

Cada año, el Día Mundial del asma se celebra el primer martes de mayo, esta vez es el 1 de mayo. El asma supone entre el 1 y el 3% del gasto sanitario de un país. En cuanto a las consecuencias personales, una de cada cinco personas asmáticas ve limitadas sus expectativas laborales por la enfermedad y más de la tercera parte tiene dificultades para realizar actividades físicas, deporte o tener un descanso nocturno normal.

El diagnóstico del asma es fundamentalmente clínico, por lo que no ha sufrido cambios substanciales en las últimas décadas. La presentación clásica de tos seca, dificultad respiratoria y ruidos torácicos de tipo sibilante no se encuentra presente en todos los pacientes. En otras ocasiones, los síntomas poco definidos, como dificultad respiratoria imprecisa tras la realización de esfuerzo físico intenso o la exposición a ambientes contaminados o con humos, en un individuo por lo demás sano, obliga a descartar el diagnóstico de asma. Además, resulta muy frecuente, especialmente en pacientes jóvenes y en los que son sensibles a alergenos ambientales, que se presenten simultáneamente síntomas de rinitis.

En cuanto al diagnóstico y tratamiento del asma, la identificación de los alergenos causantes de las crisis es un hecho de gran importancia para establecer medidas terapéuticas eficaces. Últimamente, se han popularizado los dispositivos que informan del grado de inflamación presente en las vías respiratorias, que se basan en la determinación de óxido nítrico en el aire exhalado.

La técnica es muy similar a la de la tradicional espirometría, permitiendo obtener los resultados en pocos minutos y con la diferencia de que la espirometría sólo ofrece datos sobre el grado de obstrucción bronquial de los asmáticos, mientras que el conocimiento del grado de inflamación permite adecuar mejor el tratamiento a cada paciente, con la administración de cantidades más exactas de la medicación. La mayoría de los pacientes responde bien al tratamiento convencional, con inhaladores, comprimidos, evitación de alergenos implicados o inmunoterapia específica.

 
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