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Vuelta a casa....desde el G-II

Carlos Pauner ha publicado ya en su página web las sensaciones del último episodio de la aventura en el G-II antes de iniciar el regreso. Bajo el título “Vuelta a casa” se lee textualmente:

“En el Himalaya todo cambia, en ocasiones, a velocidad de vértigo. Ayer íbamos lanzados a buscar la gloria del Gasherbrum y hoy ya estamos haciendo el bidón de vuelta a casa. ¿Qué ha pasado? Lo peor que puede ocurrir, sólo aquello que no tiene remedio. La muerte ha arrojado su negro manto sobre estos nevados paisajes. El grupo de alemanes que iba un día por delante nuestra ha sufrido una terrible tragedia. La nieve fresca acumulada y el mal tiempo general reinante, ha desencadenado el accidente. La ruta se les ha caído encima, en forma de miles y miles de toneladas de nieve, arrastrando a dos de sus miembros a los infiernos e hiriendo a varios de ellos. Entre estos, Hiro, un viejo conocido, con el que tuve la fortuna y el honor de escalar el Gasherbrum I hace unos años. Ahora se debate entre la vida y la muerte camino del campo base.

Los que regresan de arriba, cuentan los horrores vividos, la peligrosidad del terreno superior y renuncian a seguir subiendo. Yo hablo con mi gente. Creo que la experiencia me avala y sé cuando hay que arriesgar y cuando es gratuito hacerlo. Observo la parte final de la montaña. Cientos de metros de nieve inestable quedan por encima, la previsión apunta a una semana de mal tiempo, el campo base queda casi en soledad. No tengo dudas. No voy a arriesgar mi vida, ni la de mi gente en un ataque suicida con nulas posibilidades de éxito.

En condiciones normales, el GII no es un ochomil complicado. De hecho, se sube bastante. Este año aún permanece virgen. Está claro. No es una buena temporada. No hemos perdido nada, sólo unos días tras la cumbre del Broad Peak y hemos tenido mucha fortuna. Seguimos vivos. Volvemos casa, a reencontrarnos con los nuestros, a celebrar la cima de un ochomil, a festejar que podemos seguir respirando, soñando y subiendo montañas. Solo espero que mi compañero japonés salve la vida, que aguante como lo ha hecho hasta ahora y que esta montaña no se lleve también la vida de este bravo guerrero. Quedará una batalla pendiente aquí, en los confines del Karakorum. Pero, no será ahora cuando la libremos.”

 
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