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Cartas al Director: “Mismas dificultadas ante nuevas alternativas”

Arancha García-Carpintero Broto

Responsable Provincial CC.OO. Huesca.

Evolucionamos, investigamos, y fruto de este trabajo se descubren nuevas alternativas de combustibles; materias distintas para crear nuevos carburantes, en un intento de no agotar los pozos petrolíferos, y en un esfuerzo, dicen los políticos, de no condenarnos al sometimiento del mercado impuesto por quienes poseen el dorado tesoro del crudo.

Sin embargo, para quienes somos profanos en materia, y medimos estas evoluciones desde nuestra vivencia, tenemos una duda razonable, y es que seguimos asumiendo la subida de productos por el petróleo, a la vez que nos llega, como regalo, el nuevo incremento de algunos productos de consumo imprescindible, con variaciones de hasta un 30%, porque la utilización de cereales para los biocombustibles así lo exige. Y entonces ¿de qué nos sirve esta evolución hacia nuevos tipos de carburantes? ¿Para rasgarnos todavía más los bolsillos, y tener que asumir dos presiones sobre los precios, en lugar de la de siempre?

Si hablamos con los agricultores, aseguran que a ellos no les pagan mucho más por sus cosechas, y si hablamos con los que compran cereales para este nuevo carburante, aseguran que tan solo están experimentando, y que utilizan el 1% de la cosecha, porcentaje que no interfiere en la variación de precios.

Y entonces, ¿Quién se beneficia de estas alteraciones en la economía, y quién las impone? Porque como siempre, conocemos el resultado final, que es la triste realidad de un incremento espectacular sobre los precios de la cesta de la compra, especialmente en productos que la mayoría de no adinerados/as consumimos. No es el caviar o champán de lujo lo que sube, sino la leche, el pan, etc.

Desde que en este país decidimos, en el 2002, ser europeos con la moneda, estamos sometidos a una escalofriante estafa permanente. Los artículos de principal consumo, tanto alimentarios como materiales, han sufrido incrementos descontrolados, a pesar de que los IPCs den cifras, que a mi gusto son bastante alejadas a la realidad.

La única verdad la vivimos a diario la ciudadanía, y cierto es que los veinte duros de antes, y no hace muchos años, ya no se pueden comparar ni siquiera con el euro de ahora. Y sin saber de economía eso significa un incremento medio de los precios para quienes consumimos del 66%. Mientras tanto mi salario ha subido en el entorno del 15%. Desde luego, jamás me habían engañado tanto. Y ahora ya veremos, con estos nuevos latigazos por el cereal, como subsistiremos.

 
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