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Más de 150.000 aragoneses estarían privados de servicios financieros si desaparecen las cajas y cooperativas de crédito

Si desaparecieran las cajas de ahorros o cooperativas de créditos, 279 municipios aragoneses (un 38,2% del total) carecerían de oficinas bancarias y, por lo tanto, un 12,1% de la población aragonesa, más de 150.000 personas, verían reducir sensiblemente su acceso a los servicios y productos financieros. Con estos datos se puede afirmar que la entidades de ahorro y las cooperativas de crédito son los principales contribuyentes a la inclusión financiera en Aragón y también en España.

Esta es una de las conclusiones del documento de trabajo número 43 de la Fundación de Economía Aragonesa (Fundear), titulado ¿Existe riesgo de exclusión financiera en los municipios aragoneses de rentas bajas?, y que ha sido presentado hoy en Ibercaja. Los autores del estudio son cuatro profesores de la Universidad de Zaragoza: Cristina Bernad, Lucio Fuentelsaz, Jaime Gómez, que ha dirigido el trabajo, y Sergio Palomas.

Los objetivos de este trabajo, que abarca el periodo 1996-2004, han sido analizar las consecuencias de la desregulación en la disponibilidad de servicios bancarios y examinar el papel de los distintos intermediarios financieros a la hora de evitar la exclusión financiera.

El primer capítulo del estudio se centra en los efectos de la liberalización del sector bancario español (desregulación), prestando especial atención a los municipios de rentas bajas y menor población y distinguiendo entre las estrategias de localización de cajas, bancos y cooperativas de crédito. Por otra parte, el segundo capítulo realiza una evaluación de las mismas cuestiones para las comarcas que forman la Comunidad Autónoma de Aragón, con una información muy detallada de la provisión de servicios bancarios en las localidades aragoneses y la contribución de los distintos intermediarios financieros a la inclusión financiera de las comarcas aragonesas.

Las medidas de desregulación o los principales cambios regulatorios en el sistema financiero español comenzaron en 1974 con dos medidas como fueron la libertad de apertura de oficinas para la banca y el tipo de activo y pasivo a más de dos años libre. Otras medidas en la misma dirección fueron la autorización para la entrada de la banca extranjera (1978); los tipos de interés y comisiones totalmente libres (1987); y en 1989 se autorizó la libertad de aperturas de oficinas de cajas en todo el territorio nacional.

Los cambios regulatorios tuvieron, entre otras, dos consecuencias que es importante subrayar para entender mejor las conclusiones de este trabajo. En primer lugar, todos los intermediarios financieros han podido realizar las mismas actividades y seguir una estrategia de banca universal. El segundo punto es que la desregulación ha afectado al servicio ofrecido por la entidades. Una de las consecuencias más visibles de la eliminación de las restricciones ha sido la reestructuración de la red de oficinas.

EVOLUCIÓN ENN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA

La segunda parte del estudio, la que se refiere a la comunidad aragonesa, examina la evolución en el número de oficinas de bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito en la Comunidad Autónoma de Aragón entre 1996 y 2004, con el objetivo de aproximar el fenómeno de la exclusión financiera, así como el papel de cada intermediario financiero a la hora de prestar servicios en las zonas rurales y en las de menor renta.

El trabajo señala que entre 1996 y 2004 el número de oficinas de la Comunidad se ha incrementado en casi un 10% (se pasa de 1.520 a 1.661, 141 oficinas nuevas), si bien es cierto que la demarcación comarcal de Zaragoza absorbe aproximadamente el 82% de este aumento.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ese periodo la población de la comunidad también ha aumentado y calculando la densidad de oficinas por 10.000 habitantes, el crecimiento de este indicador ha sido del 2,3%, lo que significa que la mayor parte del aumento en el número de oficinas se ha producido como respuesta al crecimiento en el número de habitantes.

La presencia de los bancos en Aragón, si se mide a través del número de oficinas, es en torno a un 10-15 % inferior a la media española. Por el contrario, la participación de las cooperativas supera el 26% en el año 2004, más del doble de la cifra observada a nivel nacional (11,3%).Las diferencias en las cajas ahorros son menores y no superan en ningún año los 3-4 puntos porcentuales

En el año 2004, el 50,7% de los municipios aragoneses contaba con la presencia de, al menos, una oficina bancaria (370 de 730 municipios). En términos de población, esto significa que el 96,2% de los aragoneses disponía, al menos, de una oficina en su localidad.

Las comarcas con mayor porcentaje de población con acceso a servicios bancarios, según el estudio, son Bajo Aragón, Ribera Alta del Ebro y Cinca Medio, con cifras que superan el 99.5%. En el extremo contrario, destacan Sierra de Albarracín (59,3%), Maestrazgo (63,4%), Campo de Daroca (71,3%), La Ribagorza (75,1%) o Sobrarbe (79,9%).

Si se centra la atención en la poblaciones más pequeñas, aquellas con menos de 5.000 habitantes, casi todas su oficinas, un 83%, pertenecen a cajas y cooperativas. Esta cifra se eleva al 97% en los municipios de menos de 1000 habitantes.

 
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