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Cartas al director : Gran Scala

Javier Callau. Diputado del PAR por Huesca

Desde las primeras noticias sobre el complejo de ocio que se instalará en Monegros, se ha producido un comprensible y necesario aluvión de opiniones y pronunciamientos. El debate social resulta imprescindible porque esta iniciativa puede determinar en buena medida, el futuro de Aragón e incluso de España. Entre todos, debemos tomar la decisión de apoyar la acogida inicial y, por tanto, las facilidades posteriores a este proyecto, así como el control de su desarrollo en defensa del interés público.

Frente a las denuncias de falta de participación, hay que replicar que sin apoyo de los aragoneses, no habrá “Gran Scala”. Asunto diferente será el análisis de cada una de las acciones precisas, en los distintos ámbitos, sabiendo que una vez en marcha, difícilmente cabrá una vuelta atrás sin perjuicio, con la certeza de que, por ello, no se excederán los límites convenientes.

En este debate inicial, no han faltado quienes legítimamente han cuestionado de entrada el proyecto. Sin embargo, distintos argumentos aportados con ese fin negativo, merecen una reflexión.

Por ejemplo, hemos podido leer abundantes apelaciones a un obligado rechazo que debería ejercer cualquiera que pretenda considerar su ideología “de izquierda/s”. La ortodoxia no permite dudas pero, a la vez, es incapaz de adaptarse o anticiparse a la realidad. El siglo XXI confirmará definitivamente la expansión del ocio como generador de actividades económicas en los países occidentales. Es la tendencia y sabemos también que nunca más habrá una General Motors, para impulsar un salto adelante en nuestro crecimiento. Podemos incorporarnos a este nuevo horizonte, tomar la delantera, ser líderes europeos y mundiales o, por el contrario, tratar de mantener una lenta e incierta evolución endógena, renunciando a esta oportunidad. En esta disyuntiva ¿se puede aplicar la ideología como barrera aunque la alternativa de futuro idealizado que nos propongan no tenga garantía de viabilidad? ¿Hay que repudiar la inversión anunciada por capitalista sin valorar la creación de empleo y prosperidad? ¿No queremos que nadie arriesgue o gaste en esta tierra porque aspiramos a un mundo utópico sin dinero? Desde el centro político del Partido Aragonés hemos dado ya respuesta.

Claro que a todos nos merece reservas Las Vegas. Pero aquí, no será el juego ni el principal, ni el excluyente atractivo del futuro complejo. También hay inquietud por los efectos ambientales o sociales, pero está en nuestra mano resolverlos y señalar las líneas rojas. La alarma que pretenden despertar algunos en los monegrinos, no tiene razón de ser: se ocupará menos de la centésima parte de la extensión de la comarca. Queda espacio para todo y para todos.

Por otra parte, se han vertido varias alusiones al equilibrio territorial como factor en contra. Lo llamativo de ese planteamiento es que se han originado en particular desde Zaragoza, la capital donde vive la mitad de la población de esta comunidad y cuyo crecimiento ha tenido como contrapartida, el declive demográfico de numerosas zonas y, entre ellas, Monegros. A mi juicio, es evidente que “Gran Scala” supondrá una transformación, no exenta de reequilibrios territoriales cuyo resultado en este aspecto, en cualquier caso, siempre será mejor que mantener el desierto vecino a una gran urbe.

 
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