Sociedad

Éxito de público y de artistas en el Ribagorza Pop Festival

El Sr. Chinarro era el encargado, este domingo, de clausurar la tercera edición del Ribagorza Pop Festival. Desde el pasado jueves, este festival ha ofrecido más de 20 horas de la mejor música nacional, mostrando además, la variedad y diversidad de la actual producción musical en España, con nombres tan importantes para nuestra música como Dover, los Violadores del Verso o Fangoria. Un año más, el Ribagorza Pop Festival se ha convertido en el mejor escaparate de la música española y en el mejor trampolín para lanzar a jóvenes valores, como Digital 21 o Volador. Desde la organización se cree que las mejores previsiones se han desbordado con creces.

En un año donde lo habitual es que la asistencia de público a los festivales, debido a la saturación, las dificultades económicas y carteles artísticos convencionales, disminuya y no cubra las expectativas previstas, la superación de todas las perspectivas por parte del festival de Graus evidencia que cuando la propuesta es coherente, atrevida, por su pluralidad, los niveles de producción excelentes y los precios correctos, el resultado casi siempre es el esperado, cuando no superado con creces, como está ocurriendo este año.

Tal vez, una de las actuaciones más esperada era la de Fangoria, el pasado sábado, en la que primaron el travestismo, mantenimiento físico, baile, eclecticismo y agitación musical, en una larga noche, cargada de público, que contagió a todos los asistentes.

“In” concentrada con “Plantas” fueron las canciones elegidas por Fangoria para abrir la sesión sabatina del Ribagorza Pop Festival. Comenzaba de esta manera una noche donde la diversión iba a ser la nota característica en una jornada donde las condiciones meteorológicas fueron las ideales para una sesión de más de siete horas de música. Si la noche anterior se pudo asistir a momentos brillantes, muy elaborados, con la intención de algunos de los artistas de bucear en nuevos espacios sonoros, la del sábado era una apuesta más consabida por la participación de dos de los grupos más emblemáticos de nuestra escena musical. Nacho Canut y Olvido Gara llevan años sabiendo moverse perfectamente en el mundo musical más convencional, pasando desde el punk más alternativo y radical al conservadurismo extremo con la mayor naturalidad. Casi tres décadas han sido inundadas por su música con momentos únicos y brillantes y otros más previsibles. Sus setenta minutos de concierto se nutren de propuestas efectistas donde lo musical tiene un papel más secundario, lo importante es la fiesta virtual, la noche se prestaba a ello y la gente bailó recreándose con bailes, efectos y todo tipo de travestismos musicales y reales, algo evidente en pleno “día del orgullo gay”.

Los madrileños dieronn paso, en el segundo escenario, a los zaragozanos Volador, una de las propuestas musicales más eclípticas de Aragón, que les ha llevado a telonear a Loquillo, Pereza o Aterciopelados. Una aportación diferente, coherente, personal para recorrer paisajes y encuentros universales donde el encasillamiento en alguna corriente musical concreta parece alejarse de ellos.

Desde Barcelona llega Sara Da Pin Up, una excelente propuesta de música electrónica para mantenerse en la mejor forma físicamente. Pop electrónico lleno de impurezas y de tópicos, con letras ágiles, irónicas, atrevidas y contundentes. Su manera de moverse en escena cautiva y seduce, hace que el público se entregue ante la que pudo ser la mejor propuesta artística, original, atrevida e innovadora de la noche, incluso para aquellos que no se dejan aprehender por estos tipos de guiños musicales, superando todo tipo de estereotipos musicales.

Tras ella aparecieron los sonidos sintéticos de De Vito. Los ganadores del Premio Demoscópico, organizado por la sección aragonesa de Mondo Sonoro dieron un recital de música rotunda, un pop radical, cercano muchas veces al punk, que hacen recordar a bandas emblemáticas como Joy Division o Devo, algo bastante insólito en nuestra escena musical. Una sorpresa muy agradable que siguió una multitud que abarrotaba, sin agobiar, el festival.

Cerca de las cuatro de la mañana la organización decide abrir las puertas. Ya nadie va a venir a esas horas a adquirir una entrada y es la forma ideal para que el público pueda moverse con más libertad por el recinto y alrededores, evitando aglomeraciones en entrada y salida y las consiguientes molestias. Con un mínimo retraso aparece en el escenario principal, Violadores del Verso. Son los más esperados y no es casualidad. Forman parte de la historia del hip-hop nacional y los máximos responsables de que Zaragoza, junto a Marsella, sea la capital europea de este tipo de música. La fuerza de la palabra se expande entre los asistentes, los bajos son cañonazos musicales que hacen moverse al más indiferente. Un sonido personal, de la calle, de barrios como La Jota, Actur, Delicias o Romareda, que les hace llegar a todos los públicos, ser masivos, reconocidos y venerados. Inician su show, tras el tema de introducción de gira habitual, con “Filosofia y letras” dando paso a una docena de temas, que incluye un pupurrí de los más conocidos. El público absolutamente entregado ante el único grupo de hip-hop nacional que ha llegado a ser número 1 de ventas en una semana, por algo será.

Otro Zaragozano, Carlos Holler, sube al escenario tras ellos. Son quince años tras los platos de los principales clubes y eventos del país, siendo reconocido este año por la revista Rock de Lux como “mejor dj del año”. Musicalmente eclético conecta perfectamente con todo tipo de públicos. Después de tantas horas el baile se hizo más presente. El mejor broche para una noche donde, otra vez, la diversidad fue la característica principal.

 
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