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La multitudinaria procesión de San Lorenzo finaliza con la apertura de su Año Jubilar

Cientos de oscenses participaban en la mañana de este 10 de agosto, en la procesión de San Lorenzo, que recorría el centro de la ciudad de Huesca. Tras la actuación de los danzantes, la procesión salía de la basílica de San Lorenzo, hasta llegar al consistorio.

Ahí, como es tradición, los danzantes entraban bailando en el zaguán del Ayuntamiento donde recogían a las autoridades civiles. Un año más éstas no querían perderse el día grande de las fiestas laurentinas.

También en el ayuntamiento esperaban, para comenzar la procesión, las mairalesas de los barrios y las peñas, algo cansadas pero con la ilusión de participar en este emotivo acto.

Además, como es tradición, participaban numerosas personas ataviadas con trajes regionales. Grandes y pequeños no querían perderse la oportunidad de honrar a su patrón.

Tras ellos, los cofrades de la Hermandad de Caballeros de San Lorenzo y de la Cofradía de la virgen de Loreto precedían al busto del santo. En la costanilla se hacía entrega a las autoridades, como es habitual, de las reclamaciones de la ciudad. Se trata de una chistera con cartas titulada “Huesca, La Magia”, ahí se hacen alusiones a temas de actualidad. Este año los protagonistas eran el palacio de congresos, la Expo, Mildred, Gran Scala y los bienes eclesiásticos.

También la Banda de música y los danzantes acompañaban la figura de San Lorenzo por las calles de Huesca. Este año en la peana del santo no había frutas colgadas para no dañarla, ya que se acaba de restaurar. Así que iba adornada sólo con gladiolos rojos y la tradicional albahaca.

La procesión finalizaba con la vuelta a la Plaza de San Lorenzo, pero este año, la entrada a la basílica era especial. Coincidiendo con la celebración del 1750 aniversario del martirio de San Lorenzo, Huesca ya vive, un año jubilar laurentino, comenzaba esta misma mañana.

Precisamente, cuando la procesión llegaba a la Basílica, se encontraba cerrada la puerta principal. Entonces, el Obispo Jesús Sanz, recitaba varias oraciones y golpeaba tres veces la puerta.

A continuación, se abría la puerta y, con ella, el año jubilar laurentino.

Era el momento, entonces, de la esperada entrada del busto de San Lorenzo y de los danzantes en la basílica, donde se celebraba la tradicional misa Pontifical en su honor.

El obispo de Huesca, Jesús Sanz, presidía el acto religioso. Al final del Pontifical, se leía el decreto de la Penitenciaría Apostólica y el Obispo impartía a los fieles la Bendición Papal.

 
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