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Puerta grande para Diego Luna

El torero oscense ha hecho realidad un sueño al cortar dos orejas al sexto de la tarde y salir por la puerta grande. Diego Luna hizo una faena de mucho mérito a un buen toro de Los Recitales que le llevó a conseguir un premio que supone mucho para él. Enrique Ponce y Miguel Ángel Perera pasearon una oreja cada uno en una tarde que concluyó con la apoteosis final del triunfo del oscense que deja a un lado la pobre imagen del hierro de Los Recitales.

Casi lleno de nuevo en los tendidos en una tercera de feria que fue bastante sosa y de la que se puedan salvar pequeños detalles en líneas generales. El buen hacer de dos toreros más bregados de Diego Luna como Enrique Ponce y de Miguel Ángel Perera no pudo con la ilusión del primero. Pablo Ciprés, Julián García y El Molinero acompañaron a Diego en una tarde para la historia del oscense.

Enrique Ponce, oreja y silencio; Miguel Ángel Perera, oreja y silencio y Diego Luna silencio y dos orejas. Toros mansos y con poca fuerza de Los Recitales que repetía en Huesca tras el éxito del pasado año. El cuarto fue apuntillado sin que Enrique Ponce utilizará el acero al echarse en el ruedo y no poderlo levantar lo que motivó las protestas y pitos del público en el arrastre.

Abría plaza el torero de Chiva y gracias a su buen hacer consiguió realizar una buena faena a un toro manso y con poca fuerza. Ponce estuvo en algunos momentos brillante y elegante con la muleta lo que le valió una oreja y petición de la segunda que la presidencia, una vez más, no quiso saber nada. Recibió un aviso y mató de estocada entera algo tendida.

En el cuarto, Ponce se quedó con las ganas ya que Formalito (así se llamaba el susodicho) no acompañó para nada. Invalido y sin fuerza tuvo que ser apuntillado en un hecho que hace muchos años que no se recordaba en Huesca. Pitos en el arrastre de un toro para olvidar.

Miguel Ángel Perera no pudo repetir el éxito de anteriores años y eso que nadie puede negar que es uno de los toreros de moda y que deja detalles de mucha calidad. Perera se lució con el capote, brindo al público y la lástima que le faltó raza al toro al que le consiguió ligar una buena tanda con la derecha que motivó los aplausos de los espectadores. Se llevó una oreja.

En el quinto, otro manso descastado, Perera tuvo que darle los tiempos y consiguió que se viniera arriba en algunos momentos de la faena, aunque poco más se puede comentar. Tras un aviso mató de una estocada fea, baja y se quedó con los aplausos del público.

Mal comenzaron las cosas para Diego Luna con el tercero de la tarde. Fuera de sitio y sin confianza lo pasó mal el torero local. Además la lidia se fue complicando cuando se fue al caballo que hacía guardia en el tercio de varas. Posiblemente le sobró la segunda puya que le hizo mucho daño. Enrique Ponce le apoyó para dar tranquilidad y estuvo bien como director de lidia. Fue complicado en banderillas para El Molinero y Pablo Ciprés. Fue el más parado de los tres de la primera parte de la corrida e incluso al parecer podía tener algunos problemas de vista. El remate fue el falló con la espada de Diego Luna. Silencio y algunas protestas desde la grada.

Pero quedaba lo mejor y eso fue el sexto toro, cuando nadie daba nada un duro por el final de la corrida. Diego se dio cuenta y por fin vimos algo con el capote en la Plaza de Toros de Huesca. Estuvo soberbio y el público se empezó a enganchar. Tras una vara acertada, Pablo Ciprés y Julián García pusieron de su parte con un buen tercio de banderillas y luego llegó a una faena de Diego Luna que tiene un mérito tremendo por la falta de continuidad que tiene y las pocas oportunidades que como ésta no se pueden dejar pasar.

Le cambió los terrenos y estuvo templado con la muleta y muy metido. Le ayudó a cortar las dos orejas una buena estocada casi entera. La presidencia sí que atendió en este caso la petición y se llevó los dos trofeos que le abrían la puerta grande en un día inolvidable. Su hermano Tomás lo vivió, así como toda la familia Luna con mucha emoción desde el callejón.

Alguien pensará que puede ser un premio excesivo, tal y como está de dura la presidencia, pero nadie negará que fue un premio ganado a pulso y que es un subidón de adrenalina para Diego Luna que volvía a torear en Huesca tras su alternativa en 2005.

Se guardó un minuto de silencio, a petición de Enrique Ponce, en memoria de Justo Ojeda, empresario del coso taurino oscense durante 27 años y que fallecía el pasado mes de noviembre.

Este miércoles se celebra la cuarta de abono y última corrida a pie con El Cordobés, El Cid y José María Manzanares con toros de Luis Algarra en una tarde de la que también se espera mucho.

 
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