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El cementerio de Huesca cuenta con unos 15.000 nichos

El cementerio municipal de Huesca continúa en periodo de transformación. Tras la llegada del crematorio se van a construir 408 nuevos nichos y 440 columbarios. El cementerio data del año 1845, y cuenta en la actualidad con unos 15.000 nichos más los columbarios que ya se construyeron y los que se van a realizar con motivo del aumento de incineraciones que se registran año a año. Todo conforma una superficie global que supera los cien mil metros cuadrados.

El número de visitas suele rondar las 100 personas diarias, entre 800 y 1000 en festivos y miles en el caso de festividades especiales, como curiosidad cabe destacar que los días 9 y 10 de agosto son los días que más personas pisan el camposanto municipal, sin olvidar, como está claro, el día de Todos los Santos.

En el campo santo oscense encontramos desde ciudadanos anónimos hasta personalidades de renombre en la historia de la ciudad y del país como son los casos de García Hernández y Galán, el primero enterrado en el cementerio religioso y el segundo, pese a llevar una cruz en su lápida, en el civil. Es curiososo que García Hernández está enterrado a escasos 10 metros de uno de los mayores rivales, General Lasheras.

Curiosidades e historias tiene innumerables en sus más de 160 años. Antes de estar situado en la actual carretera de Cuarte, hubo uno, que aún permanece, no sin polémica por su estado de conservación, en la zona de Las Mártires, y si nos remontamos más atrás en la historia se podría localizar otro en la zona de la calle Tenerías.

En la instalación actual, si paseamos por sus calles, podemos encontrar la última morada de Ramón Acín; de los alcaldes republicanos fusilados, de Emilio Miravé, de un diputado de las cortes del siglo XIX o un inglés, que no se sabe muy bien que hace en Huesca, pero algunos dicen que fue el que trajo la primera locomotora de vapor, pero no se sabe a ciencia cierta.

En el centro del cementerio, en lo que podríamos denominar “la zona noble”, encontramos los panteones familiares, entre ellos destaca en el centro mismo el de la familia Carderera con una cripta y capilla en su interior. O uno, con una placa a ”Juan del Triso”, que por si no lo saben es seudónimo con el que firmaba Luis López Allué. En esta zona podemos encontrar los panteones de las congregaciones religiosas. Y el de la familia Pie, estrechamente ligada a la cultura de Huesca, es imitación de su gran obra, “El Teatro Olimpia”.

Hablando de arte, en el cementerio, hay detalles de serpientes esculpidas en algunos panteones, o el retrato macabro de la muerte en estado puro con la guadaña, a las primeras lápidas hechas a mano de alabastro o simple cerámica en la zona vieja. Por cierto que el arte de primer nivel también está en el Cementerio de Huesca, una escultura de Sauras, decora la entrada de un panteón

El horror de la guerra también tiene su reflejo en el Cementerio, en él sin distinción hay miembros de los dos bandos. Este lugar también sirve para rendir homenajes a los que murieron en esta contienda.

Restos del conflicto quedan en el panteón de Carderera, donde se ven todavía impactos de metralla. Este lugar, para muchos sagrado, también fue usado de trinchera. La pared de nichos que están mirando a Huesca, era un puesto de lujo para controlar la ciudad desde ese flanco. Los soldados sacaban los ataúdes, se colocaban en los nichos, y por pequeñas ranuras conseguían dominar cualquier avance hacia Almudévar. Eran muchas las horas de guardia las que se tenían que pasar ahí, y se tenía que pasar como se pudiese... y en el panteón de Cardereda, en su techo, aun se pueden ver alineaciones de equipos de fútbol de la época y esquemas de juego.

 
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