Sociedad

Vacaciones para dejar atrás los malos momentos vividos por madres e hijos

El departamento de Servicios Sociales y Familia ofrece estancias de tiempo libre desde el año 1.999, y por ellas han pasado unas 400 mujeres con sus hijos. Se trata de situaciones familiares difíciles, con mujeres que han sufrido malos tratos y que ahora disfrutan con sus hijos de unos días de descanso en la playa. Mujeres que no pueden irse de vacaciones por problemas económicos, y tanto ellas como sus hijos agradecen la convivencia con personas que han vivido una situación similar.

Un grupo de 33 mujeres y sus hijos han disfrutado de unos días de convivencia en una localidad de la costa mediterránea. Como dice Silvia, una de las participantes de este programa de Estancias de Tiempo Libre del Instituto Aragonés de la Mujer

 (IAM), “aquí estás en una nube, confías en que te van a ir mejor las cosas, compartes experiencias con otras mujeres y nuestros hijos disfrutan con sus amigos”. Si estos días de playa y su forma de vivirlos son especiales, es por lo que tienen en común estas mujeres: se hacen cargo de sus hijos en exclusiva, sus recursos son escasos y viven situaciones de especial necesidad. Detrás de estas circunstancias hay meses, incluso años, de miedo y de malos tratos, de decisiones y de supervivencia. Por eso, unos días de tiempo libre compartidos con otras mujeres resultan terapéuticos. “Una compañera en la playa comienza a contar su historia, tú le sigues y empiezas a contar tus cosas y te quitas un peso de encima enorme, es como si te liberaras”, dice Silvia.

El IAM ofrece este programa desde el año 1.999 con el objetivo de que las mujeres participen en actividades y desarrollen sus habilidades sociales, de manera que su autoestima y sus ilusiones crezcan, algo fundamental para iniciar una nueva vida. La consejera de Servicios Sociales y Familia, Ana Fernández, compartió hace unos días una jornada en la que cada una le pudo contar sus experiencias y hacer una valoración de su situación y de cómo habían ido esas vacaciones.

Silvia ha participado en este programa con sus dos hijos. “Aprendes de las compañeras porque cuando una te ofrece su punto de vista sobre algo tú piensas que puedes ver las cosas de otra manera para llevar mejor tu situación”, afirma. Para Lucía, otra de las participantes, “hay una sensibilidad en cada una por lo que hayamos podido vivir, y hay tantas historias como personas, pero todas con el mismo desenlace y muchas cosas en común”. En común tienen vivencias difíciles, de malos tratos o de carencias, pero todas también tienen algo que les ilusiona en la vida, sus hijos. Los pequeños también sufren las consecuencias de la violencia familiar. “A mi hijo el mayor, de 10 años, le costó mucho aceptar la situación porque en su colegio soy la única madre separada, así que para él, esta también está siendo una experiencia bonita porque ha visto que hay otros niños en su misma situación”, explica Silvia. Lucía tiene una niña que depende todo el tiempo de ella, “al venir en grupo todo ha sido más fácil, de otra forma no puedo tener vacaciones”, afirma.

Desde el año 1.999 ofreciendo unas pequeñas vacaciones

La convocatoria permite a 33 mujeres y sus hijos, cada año, alojarse en una localidad de la costa y participar en actividades. Está destinada a mujeres con hijos o hijas exclusivamente a su cargo y domiciliadas en territorio aragonés. El nivel medio de ingresos de toda la unidad familiar debe ser inferior al salario mínimo interprofesional. Además, residir en una casa de acogida o haber sido víctima de malos tratos también, son circunstancias que se tienen en cuenta para acceder a este programa. Este año se registraron 110 solicitudes y, finalmente, han participado 33 mujeres de 22 a 46 años con sus hijos (unos 50) de 2 a 12 años. La estancia tuvo lugar entre los días 1 y 10 de julio, en una localidad de la Costa Brava.

 
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