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Los trabuqueros de Graus, queridos y temidos a la vez

Los trabucos son una más de las tradiciones de las fiestas de Graus. Al olor de la albahaca se le suma, así, el de la pólvora. Su función principal, durante los días festivos, es la de anunciar la llegada de los gaiteros el día 12 y la de los miembros de la cofradía y danzantes el día 14 en la llega. Por las mañanas, también ejercen de despertadores para avisar a la gente de que llega el momento de arreglarse para la procesión.

Actualmente, son siete los trabuqueros que hay en Graus. Hace ocho años, creaban una asociación, por motivos legales, para poder seguir usando los trabucos ya que, a día de hoy, es necesario tener una licencia especial, aunque no acabe de ser un arma como tal.

El trabuco se carga con pólvora, se pone el pistón, que es lo que produce la chispa, y la pólvora entra en la cámara. A continuación, se usa un truco que es “retacar”, es decir, poner papel para que descanse el trabuco. Es muy importante disparar hacia arriba para que no cause tanto daño al tímpano ya que, incluso, se podría producir una rotura.

En total, durante estos días, se emplearán unos 20 kilos de pólvora. Los tiempos han cambiado y, mientras que años atrás, la pólvora venía en el autobús de línea, a día de hoy, se trae con un furgón de la Guardia Civil y se le entrega a cada uno de los trabuqueros. Hay que tener en cuenta, que cada carga gasta entre 5 y 6 gramos. Por ejemplo, en la espera de la gaita, se pueden llegar a gastar, alrededor de 750 gramos.

 
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