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Molto bello versus molto triste

Alberto Cebrián

A uno le da a veces por pensar, y lo he hecho al hilo de la serie 'Los pilares de la tierra'. Los personajes se mueven aproximadamente en los tiempos de Alfonso I el Batallador.

La serie gira en torno a la construcción de una catedral (que huía del románico y se orientaba al gótico). He pensado en los monumentos de Huesca y de Zaragoza, consecutivas capitales del Reino de Aragón.

En Huesca encontramos las Miguelas, San Pedro el Viejo, el Palacio de los Reyes de Aragón y la Catedral, por poner algunos ejemplos de edificaciones románicas (y la Catedral, que también es gótica). En cambio, es difícil pensar un edificio de Zaragoza que pueda incluirse en ambos estilos artísticos.

Para encontrar una respuesta al porqué, acudía a Antonio García Omedes, es decir, a www.romanicoaragones.com. Allí se habla de los 'posibles económicos' de Zaragoza, y de que cuando hay dinero se quiere estar a la última (por lo que los edificios románicos iban desapareciendo por querer tener inmuebles de estilos arquitectónicos más novedosos).

Queda resuelta la cuestión. Y ahora me pregunto. ¿Qué es estar a la última en Aragón? Sin duda, estar en el top 20 de los circuitos de velocidad del mundo; incluso poniéndonos deberes para ver si llega en el futuro la Fórmula 1 a Motorland.

¡Molto bello! Tal y como decía Valentino Rossi. Lo malo es que esta forma de estar a la última convive con la realidad tozuda de no contar con camas suficientes en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Jorge. Sí, hay UCI en el Hospital de Barbastro; pero lo que realmente hay es, de momento, la foto de la UCI, porque entrar en funcionamiento todavía no lo ha hecho. Mientras, siguen entrando enfermos en Urgencias, los cuales en caso de riesgo de muerte tienen que ser trasladados a Zaragoza.

Está también la realidad tozuda del retraso en poder ejecutar el proyecto de la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer, retraso porque a esta Asociación se le ha dicho que se busque la vida para conseguir parte de la financiación.

Y la realidad tozuda de que quien tiene a un dependiente en su casa puede encontrarse, al llamar a dependencias del Gobierno aragonés, la siguiente respuesta: "Pues llévelo a un residencia privada".

¡Molto triste!

 
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