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Alumnos muy mal "transportados"

Nuria Garcés

No hay nada más odioso y más desesperante que, de pronto, algo que funcionaba medianamente bien (que no perfecto, ni mucho menos), se vaya al garete. Es todavía peor si estamos hablando de jóvenes adolescentes, que ven una odisea en su traslado diario al instituto.

En primer lugar, debería quedar claro algo. Si un día, por las razones que fuera, el Servicio Provincial de Educación decidió instalar en la antigua Universidad Laboral un instituto, al que debían trasladarse en autobús los alumnos de los colegios Pedro J. Rubio y Alcoraz, y al que después fueron sumándose los llegados del transporte rural, es su problema, no el de los alumnos. Dado que ya les ha creado un agravio, llevándoselos a estudiar a las afueras de Huesca, debería darles desde el minuto cero un servicio de transporte impecable. Y no es así. No contentos con eso, cada vez se está saturando más ese instituto, haciendo que vayan a él más y más alumnos, cuando hay otros centros con muchos menos alumnos y más espacio libre.

Pero si hablamos del transporte, hay que decir que todos los años, a principio de curso había muchas indefiniciones... siempre había desajustes y algún retraso, hasta que los conductores se aclaraban con las rutas.

En este curso, que comenzaba hace algo más de un mes, curiosamente, las cosas fueron bien una semana. Cuando digo "ir bien", me refiero a que había suficientes autobuses para los alumnos que tenían que recoger, que seguían bien sus rutas, recogían en tiempo y forma a los chavales y los dejaban a su hora en el instituto. De pronto, un día, empezaron a desaparecer autobuses. Y los ciudadanos podían ver a un montón de alumnos, en una parada de autobús, a las 8 y veinticinco de la mañana, a la espera del autobús nº 20 que, de pronto, había dejado de llegar. Resultado: a esa hora ya llegaban tarde a clase.

Y así ha venido repitiéndose día tras día. Dos autobuses que doblan su servicio y que, a pesar de todo, llegan tarde al centro, con lo que los alumnos llegan cinco minutos, diez, e incluso más tarde cada día. Autobuses que también doblan su servicio a la vuelta a casa y que han provocado que haya unos ciento y pico chavales que, porque les ha tocado en "suerte", van a volver a casa en el segundo turno, que llega a las 3 y cuarto. Y esto va a ser así durante todo el año.

Pues no es justo. No lo es porque los chicos y chicas del Pirámide y sus padres no tienen ninguna culpa. Es cuestión de organización y de dinero; de buenas relaciones entre la Dirección Provincial de Educación y la empresa de autobuses adjudicataria del servicio de transporte escolar. Y parece que éstas brillan por su ausencia. Y si el director provincial de educación cree que el asunto está solucionado, tal y como se está funcionando en la actualidad, se equivoca de medio a medio, porque tiene a todo el mundo descontento: alumnos, padres y profesores. Como se equivoca no queriendo reunirse con los padres, que le han solicitado ya varios encuentros para tratar esta cuestión.

Mientras un alumno de Huesca, de cualquiera de sus institutos, sale de casa a las 8 y veinte de la mañana y llega a tiempo a clase, y sale de clase a las 2 y media y está comiendo a las 3 menos cuarto, hay otros, que saliendo antes por la mañana llegan tarde a clase, y saliendo de clase antes a mediodía, llegan a su casa, con la comida más que fría... Pues, en fin.

 
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