Sociedad

Una 'Escuela para la vida' preparará en Monzón a jóvenes con discapacidad intelectual para una vida independiente

Cuatro jóvenes con discapacidad intelectual exponían en Monzón, su vivencia en pisos de vida independiente, que comparten en Huesca con otros cuatro jóvenes sin discapacidad, a un grupo de madres y padres en el Centro de Educación Especial La Alegría de Monzón, cuyos hijos tienen edades comprendidas entre los 16 y los 20 años, y que por tanto pueden tener en estos pisos la oportunidad de desarrollar de manera intensa habilidades para la convivencia, para la autonomía y para su autodeterminación.

Se trataba de que los padres conozcan a través de la exposición de los jóvenes las posibilidades que pueden ofrecer estos pisos, un modelo de vivienda con apoyo solidario. Según explicaba el sicólogo de la Asociación Down Huesca, Elias Vived, se trata de extrapolar la iniciativa hasta Monzón, para ello se pondría en marcha una ‘Escuela para la vida’ a la que acudirían una docena de jóvenes con potencial para dar este salto.

Los objetivos que persigue el proyecto de vida independiente con los jóvenes, que se viene desarrollando desde el 2005, son los siguientes: adquirir y generalizar habilidades para la vida independiente y desarrollar hábitos de autonomía en el hogar, responsabilizarse de sus decisiones, adquirir y generalizar habilidades sociales para convivir con otros compañeros/as de edades similares, compartir con otros/as compañeros/as actividades de ocio y tiempo libre, adquirir autonomía e independencia en los desplazamientos, mejorar la autoestima y la autodeterminación. Nieves Doz, presidenta de la Asociación Down Huesca, animaba a los padres a apostar por este proyecto.

En relación a los estudiantes universitarios, entre los objetivos que se proponen se encuentran los siguientes: comprender, aceptar y respetar la diversidad humana en toda su amplitud, valorar la normalización de las personas con discapacidad en todas las facetas de la vida, enriquecerse de la convivencia con otras personas con capacidades diversas. En relación con la comunidad, también se plantean objetivos: integrar a la persona con discapacidad en la sociedad, fomentar un mayor respeto, conocimiento y aceptación de las personas con discapacidad.

Actualmente existen dos pisos en los que conviven estos jóvenes. En cada piso viven dos personas con discapacidad y dos estudiantes universitarios. El papel de los jóvenes universitarios es fundamentalmente el de colaborar con los jóvenes con discapacidad en la realización de las tareas de la casa y en el desarrollo de las habilidades para la convivencia. De esta manera todos aprenden en cooperación como explica Loreto Peirón, una de las chicas que venía a explicar su experiencia a Monzón.

Los otros chicos que participan en la experiencia son: Daniel Marin, José Borrel y Lidia Arasanz.

La coordinación de este proyecto se lleva a cabo por un técnico de la Asociación Down y una profesora de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. Habitualmente se tienen reuniones con todos los participantes de cada piso y otra reunión semanal con los jóvenes con discapacidad. La convivencia se plantea con una duración de 9 meses, de septiembre a junio.

 
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