Cultura y sociedad

Ibercaja edita un libro sobre la restauración del Palacio de Villahemorsa

En el año 2004 el Centro Cultural de Ibercaja abrió sus puertas en el Palacio de Villahermosa, la antigua residencia de los Condes de Guara. Llevaba vacío desde 1983, cuando el colegio San Viator dejó el edificio. Se acaba de presentar un libro que recoge el proceso de rehabilitación de este singular edificio situado en el casco histórico de la ciudad que alberga importantes piezas de patrimonio artístico y se dedica desde entonces a dinamizar la cultura oscense.

El Palacio de Villahermosa fue adquirido por Ibercaja en 1999 en estado de ruina, y comenzó entonces un largo proceso de restauración. En octubre de 2004 acabaron las obras y ahora el Centro Cultural de Ibercaja ofrece cada semana actividades de formación y difusión de cultura para todos los públicos.

Esta actuación es algo más que una intervención arquitectónica con repercusión urbanística en el entorno urbano. Se trata de la recuperación de un edificio emblemático de la arquitectura civil de la ciudad, casa de una de las familias de mayor raigambre y significado de la historia de la ciudad, de Aragón y del contexto español. Así lo considera el arquitecto responsable de la rehabilitación, Eduardo Cuello.

El edificio de hoy es un espacio con importante patrimonio cultural e integrado en la ciudad con la modernización que requiere un Centro Cultural como el de la Obra Social de Ibercaja. En él se halló en la techumbre un artesonado de madera policromada con iconografía medieval. En la Sala de estudio se colocaron unas impresionantes estanterías construidas en el 1900. Se recuperaron también la fachada y los jardines, con esculturas contemporáneas de Javier Sauras.

El libro “El Palacio de Villahermosa. Casa de los Condes de Guara” es el último tomo de la Colección Boira, que creó Ibercaja en 1989. Refleja el antes y el después de este edificio, que ha sido testigo de importantes momentos de la historia de la ciudad y de Aragón. Los Condes de Guara, procedían del linaje de los Azlor y fueron llamados señores de Panzano. Su poder se remonta a la reconquista de los reyes de Aragón, cuando apoyaron la reconquista y fueron recompensados por ello con los señoríos de Panzano Fabana, Torresca, Bellestar y otros muchos. También están presentes en la historia de la ciudad por haber sido protectores de la Iglesia de San Pedro el Viejo o por contar la leyenda que uno de los personajes de esta familia de los Azlor fue uno de los caballeros ejecutados por Ramiro II el Monje en el episodio de la Campana de Huesca.

 
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