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La lluvia de junio, "a cada cual como le va la feria"

Los agricultores de la provincia de Huesca hacen balance de la lluvia caída en la primera quincena de junio. Nunca llueve a gusto de todos y cada uno hace balance dependiendo del momento en el que se encuentra su explotación. El análisis se puede resumir así: la lluvia ha llegado en buen momento para los cereales de verano y para la viña; y en mal momento para la cosecha de los cereales de invierno, y para los que están pendientes de recolectar la alfalfa y la fruta.

Todos coinciden en que la mejor lluvia es la de abril; en cambio, mes y medio más tarde, el agua provoca molestias en las explotaciones que están pendientes de recolectar la cebada y el trigo. Se produce un parón importante en la cosecha; a ello se suma el miedo de que las tormentas puedan llegar con pedrisco. Es algo que también se puede aplicar a la fruta y al corte de la alfalfa.

Estamos en una época del año en la que la recolección de la cebada y del trigo debería estar ya generalizada en la provincia de Huesca (de sur a norte). Mientras tanto, los cultivos de verano (maíz y arroz) continúan con su ciclo evolutivo. El agua ha venido muy bien, porque ha llegado en el momento oportuno y porque también supone un ahorro de agua (que permanece en los embalses).

Ponemos un ejemplo de explotación que recibe con alegría el agua en esta época: el viñedo. Se está entrando en un periodo del año muy seco y, por tanto, con estas lluvias la tierra queda en un estado magnífico. No obstante, los agricultores deben tener la oportunidad de llevar a cabo los tratamientos oportunos para evitar posteriores enfermedades en las plantas.

 
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